Algunos dicen crisis, otros desaceleración, en cualquier caso, las cosas en lo económico empiezan a no ir bien en España.
La ineficacia del Gobierno por un lado y las incertidumbres internacionales, tales como Brexit y la falta de un acuerdo comercial Estado Unidos-China, lastran la economía española en medio de la carencia de medidas concretas.
Nuestros dirigentes políticos, no parecen tener ideas, sólo muchas palabras que no arreglan nada y para colmo tenemos el grave problema de Cataluña que también contribuye a que las cosas no vayan mejor.
El equipo económico del Gobierno, parece no querer enterarse y sólo están pendientes del resultado electoral, olvidándose que la vida sigue y que es necesario gobernar y no sólo tener campañas de marketing político.
El varapalo de la Comisión Europea a las previsiones del PIB, rebajando cuatro decimas las expectativas del Gobierno, al situarlo en el 1,9 por ciento y el vaticinio de que no se cumplirán las previsiones del Gobierno de déficit público situándolo en el 2,3 por ciento, es decir do décimas más, son una prueba inequívoca de la falta de confianza que se esta generando en Bruselas sobre las previsiones españolas.
Parece evidente que nuestros dirigentes no son conscientes de su responsabilidad en el bienestar de todos y sólo les preocupa su cargo.