UNA JUSTICIA COMPRENSIBLE

Se queda uno perplejo, cuando ve salir de la cárcel catalana a unos señores condenados a unos doce años de cárcel, por haber intentado “dar un golpe de Estado”.

Salen a los nueves meses tan campantes y sin un ápice de arrepentimiento, porque el propio sistema carcelario o de las instituciones catalanas así lo permiten.

Es decir van a disfrutar de fines de semana y tendrán que ir sólo a dormir cuatro noches al centro penitenciario.

Por otro lado, tenemos a Iñaki Urdangarín que lleva ya dos años de prisión con un pena sensiblemente menor y al que se le niega el tercer grado.

Es decir, parece ser que es más grave cobrar comisiones que intentar unilateralmente saltándose las leyes separar un trozo de España.

Pero es que además se produce un hecho fundamental, como es el arrepentimiento, cuestión que por ningún lado se ve en los presos independentistas y si en el caso de Urdangarín.

Se pregunta porque, el ex embajador señor Morodo, no entra en prisión provisional, cuestión que no deseamos por supuesto para nadie y en otros casos hemos visto como se ha abusado de este grado.

¿Es que el asunto de Venezuela es distinto?.

Una justicia que no es igual para todos, no es justicia; una justicia que no es comprensible tampoco es justicia.