Es cuestión fundamental en el cumplimiento de normas y leyes, que las personas que tenemos que cumplirlas, tengamos entendimiento de su utilidad, sean justas y claras.
Casi nada de esto ocurre con algunas normas, no en todas, sobre la prevención del Covid-19.
No entiendo, porque se toma la decisión que en plena calle sin nadie cerca se obligue a llevar la mascarilla, por supuesto, tampoco tiene sentido que se obligue en algunas Comunidades a llevar mascarilla en una playa, algo que insulta el sentido común.
No tiene explicación médica, que una terraza pueda estar abierta hasta las doce de la noche y no dos horas después.
No tiene sentido confinar a personas sanas y cerrar pueblos enteros.
Sin embargo, si se entiende y es lógico que se obligue, el uso de la mascarilla en un lugar cerrado, en un centro oficial, en un hospital, en una gran concentración de personas tanto dentro como fuera y en los transportes públicos.
España, ha sido el país de más confinamientos, más normas y el de peores resultados, algo inexplicable.
En España, se oculta cualquier declaración contraria a los dirigentes sobre la pandemia y por supuesto, se oculta lo que realmente ocurre en otros países.
España, ha cosechado un gran fracaso político social y médico en el tratamiento de la pandemia y no se quiere reconocer a derecha e izquierda.
Estamos entrando en una especie de “talibanismo” científico, quién tenga la osadía de decir que no está de acuerdo con algunas normas, es automáticamente declarado “negacionista” e insolidario.
Esta naciendo un sociedad dirigida e incapaz de disentir y de pensar por si mismo, dirigida por unos políticos que por lo general son fiel reflejo de una sociedad un tanto “desquiciada” y sin criterio propio.