UNA INVESTIGACIÓN SOBRE LAS GRAVES ACUSACIONES DE ALDAMA

Han pasado unos diez días días de las declaraciones de Víctor Aldama a la Cope en las que manifestó: «Hay empleados de Indra que podrían salir a hablar de fraude electoral».

Esta declaración es de una gravedad extrema, porque nada menos se está poniendo en duda el resultado de unas elecciones.

Llama la atención, que hasta el momento y que sepamos, nadie ha presentado una querella contra Víctor Aldama, por tan tremenda acusación o de lo contrario, la Fiscalía abra una investigación dada la gravedad del asunto.

Si nada de esto se hace, todo sería mucho más grave, porque sería poco menos que callar ante una acusación tan extrema como la de un supuesto fraude electoral.

Víctor Aldama, es una persona investigada por la Justicia por  asuntos de gravedad, pero las confesiones realizadas hasta el momento han resultado bastante acertadas.

Llama la atención, que la oposición  no diga nada al respecto y solicite una investigación a fondo para disipar cualquier duda sobre la legalidad del resultado electoral.

La democracia no puede estar en dudas, porque sería su fin y por lo tanto, se debiera de abrir una investigación al respecto para clarificar todo este asunto de extrema gravedad. 

CUANDO SE CREAN PROBLEMAS ARTIFICIALES

Realmente vivimos en una sociedad, en la que generalmente los problemas solucionar que afectan a los ciudadanos, se ocultan o no se abordan  y leyes absurdas se aplican de manera radical.

Ahora, dicho con todo respeto, parece que el gran problema que tiene la Fiscalía en Cantabria, es la existencia de Cruces o calles que puedan tener alguna relación con el régimen anterior y por ello se urge a los Alcaldes que se preocupen de tomar las medidas adecuadas para cumplir la ley, una ley, por cierto absurda y que realmente lo único que quiere es hacer olvidar lo que sucedió en España en la sangrienta guerra civil entre hermanos.

No culpo en absoluto a la fiscalía de de sus avisos, lo que hacen es cumplir la ley, sin embargo, queda patente lo ridículo de una ley que no aporta nada y lo único que genera es división y tratar de ocultar la propia historia.

Si se produce un cambio de Gobierno en España, una de las primeras decisiones que debe tomar es la supresión de la ley de Memoria Histórica  y de todo aquello que pueda coartar la opinión libre de los ciudadanos sobre la historia de su nación, fuere en el sentido que fuere.

No se debiera consentir, porque es una ataque a la libertad de pensamiento y expresión, la forma en que el poder actual, se quiere inmiscuir en la vida de los pueblos, en su recuerdos y en sus símbolos, algunos sagrados como es la Cruz.

Muchos españoles, empezamos a estar hasta el «gorro» de que se trate de interpretar la historia a gusto de unos pocos y se impida a cada pueblo y a cada ciudad la libertad de sentir y vivir sus recuerdos, respetando todas las opiniones.

Cuando en España, tenemos problemas gravísimos de toda índole en una «tomadura de pelo» que la gran preocupación de algunos sea las Cruces y el nombre de las calles.

En realidad es el mundo al revés.

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