Transcurría el año 1.992, cuando en Italia un grupo de valerosos Magistrados, liderados por Franceso Saverio, Ilda Bocassini, Antonio di Pietro, Gherardo Colombo y Pier Camillo Davido, descubrieron una importante red de corrupción política, empresarial y de altos cargos políticos de “gran calado”, conocida como Tangentópoli (de tangente, que significa soborno en lengua italiana)
La gran investigación, que acabo con muchos políticos y empresarios en prisión se cerró dos años después con la práctica disolución de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista de Bettino Craxi, que tuvo que exiliarse en Túnez donde falleció, años después.
En España, llevamos camino de que suceda algo parecido, a poco que los escándalos judiciales y de corrupción sigan acaparando titulares, en medio de una situación política, “cogida con alfileres” y con las libertades fundamentales seriamente amenazadas.
La gran diferencia con el caso italiano, está en la sana reacción de la sociedad del país trasalpino y en los medios de comunicación; mientras que en España, da la sensación que vivimos en un profundo sueño, donde parece que una parte de la sociedad no se da por aludida, por el decreciente funcionamiento del sistema democrático.
Desde luego, necesitamos una “Tangentópoli” a la española, que recargue los valores éticos morales y recupere la verdad y el respeto al pueblo español.