LARGA VIDA PROFESIONA A IKER JIMÉNEZ

No corren buenos tiempos para libertad de expresión, sobre todo en el ámbito informativo y periodístico.

No es algo que ocurra solamente en España, sino es algo que en los últimos años, parece querer extenderse incluso en países, donde las libertades en general, eran algo indiscutible.

En España, no somo ajenos a ello, y cada vez tenemos casos más evidentes, en cuanto alguien tiene la valentía de buscar la verdad, de opinar distinto, sea con razón si ella, de lo que piensan una serie de medios y personas que parecen querer erigirse sobre los demás con una pretendida superioridad moral, superioridad moral, que por supuesto en absoluto existe. Son una especie de “mercenarios”, al servicio del poder y de lo que ellos creen es políticamente correcto.

El caso más reciente de acosos en las redes y en algunos medios sobre un magnifico profesional, un comunicador que siempre busca la verdad, con sus errores como todos, pero con valentía, como es el caso de Iker Jiménez, es una buena prueba de ello, aunque afortunadamente la sociedad empieza a reaccionar y a darse cuenta de la cosas y sus intentos han naufragado.

No tengo el gusto de conocer a Iker Jiménez, pero me parece un comunicador coherente y valiente, que hace que sus programas siempre tengan algo de novedosos, diferente a lo anodino que quiere el poder actual.

Esta claro que molesta Iker Jiménez, lo que una buen prueba  de que no se somete a los dictados de un poder, cada vez más voraz, que quiere inmiscuirse en nuestra forma de ser y pensar.

Deseo larga vida profesional a Iker Jiménez, necesitamos cada vez más personas con valentía, que busquen la verdad y den cuenta a la sociedad de lo que realmente ocurre en tantos campos y no de las “milongas” de un oficialismo, cada vez más “cutre” y desorientado; no me extraña que no entiendan ahora el resultado electoral de Estados Unidos, en contra del dominio informativo de la casi totalidad de medios a los que casi nadie ya cree, visto el resultado final.

“DESCUARTIZANDO ESPAÑA”

Es todo un gran escándalo, una especie de venta de España a plazos, lo que esta haciendo el Gobierno de Pedro Sánchez, con nuestro país.

Nos acabamos de enterar, por informaciones recogidas en medios del Pis Vasco, que el Gobierno de España, ha concedido al Gobierno del País Vasco, nuevas capacidades normativas, nada menos, que sobre quince impuestos, entre ellos el IVA sobre depósitos en entidades de crédito y sobre energía eléctrica, además, se concede al Ejecutivo nacionalista, la posibilidad de participar directamente en algunos organismos financieros internacionales, como es el caso del ECOFIN, (Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la UE).

Pero lo más “gordo”  e increíble para cualquier persona, con un mínimo de sentido de la justicia redistributiva y de la solidaridad, es que el Gobierno de España, lejos de adecuar el llamado “cupo” vasco a la realidad, por los servicios que el Estado presta en la Autonomía; ha disminuido la cantidad en un 178 millones de euros menos, se ha pasado de pagar por parte del País Vasco  1.682 millones de euros en el año 2023, a pagar este 2.024, la cantidad de 1.504,5 millones.

Me pregunto, si las en las Comunidades limítrofes con el País Vasco, especialmente La Rioja, Castilla y León y Cantabria, habrá dirigentes políticos que denuncien  esta desvergüenza política, que supone un “dumping” competitivo,  quitar dinero de unos ciudadanos fieles a España y que no chantajean, para que enriquecer a los que luego con sus votos, permiten la permanencia de un Gobierno.

Es algo parecido a la “compra” de votos, para permanecer en el poder con el dinero de todos los ciudadanos.

Es de esperar, que la oposición, diga y haga algo, sobre todo el principal partido de la oposición, de lo contrario, estará contribuyendo en cierta forma a descuartizar el Estado, con todas sus consecuencias. 

LA SEÑORA RIBERA NO DEBE SER COMISARIA DE LA UE

Si el Partido Popular, quiere mantener un mínimo de credibilidad, no puede apoyar como Comisaria de la UE a la señora Ribera y debe de presionar en Bruselas, para impedir tal desatino.

Una persona, que en medio de una tragedia con ciento de muertos y personas que han perdido todos sus enseres, siendo responsable de la cartera que afecta a la cauce de los ríos y al Instituto Nacional de Meteorología y que no se ha dignado a visitar siquiera  las zonas afectadas, ni informar de sus políticas sectarias, que han hecho que el cauce de los barrancos estuvieran sucios y lo que es aún peor, no se han realizado inversiones previstas durante su mandato, que hubieran mejorado la respuesta a una grave situación.

Por otro lado, esta señora, ha sido la peor enemiga del campo español, por sus políticas radicales, fuera de las necesidades de nuestro agricultores.

Otro tanto, su boicot a las centrales nucleares, que pueden generar a medio plazo en España, problemas de abastecimiento, en momentos punta.

En definitiva, está señora no puede ser Comisaria Europea, sería un insulto al sentido común y un mayor descrédito para la UE.

GOTA FRÍA Y CAMBIO CLIMÁTICO

Por su interés reproducimos el artículo de Fernando del Pino-Calvo Sotelo, que “desarma” la estrategia de los promotores del llamado fraude climático.    


Fernando del Pino Calvo-Sotelo

13 de noviembre de 2024

La estrategia de los promotores del fraude climático es siempre la misma: aprovechar sistemáticamente el impacto mediático de fenómenos meteorológicos extremos para ligarlos al calentamiento global. Desde su perverso punto de vista, cuanto mayor sea la tragedia que causan, más útiles resultan. En este sentido, que Sánchez haya afirmado en la enésima cumbre del clima que la catástrofe de Valencia es culpa del cambio climático no debe sorprender, pues de paso así se exculpa.

El cambio climático como chivo expiatorio

El primero en comprender el potencial propagandístico de los fenómenos meteorológicos extremos fue Al Gore tras el huracán Katrina, que devastó el sudeste de EEUU en 2005. Sacándose de la chistera una inventada relación entre el calentamiento global y un inexistente aumento en el número de huracanes, Gore no perdió el tiempo: en tan sólo nueve meses estrenaba su documental Una Verdad Incómoda, que instrumentalizaba sin pudor los 1.800 muertos y los ingentes daños materiales causados por Katrina.

Más tarde, el propio IPCC (AR5) aclararía que las afirmaciones de Gore eran engañosas: «Los datos muestran que no hay una tendencia significativa de la frecuencia de huracanes en el último siglo (…), y estudios más recientes indican que es improbable que el número de huracanes haya aumentado en los últimos 100 años en la cuenca noratlántica»[1]. Uno de los científicos contratados por el IPCC lo corroboró en un artículo publicado en el Wall Street Journal: «Mis investigaciones, citadas en un reciente informe del IPCC, concluyen que los huracanes no han aumentado en frecuencia o energía acumulada. Al contrario, mantienen una variabilidad natural año tras año. La prevalencia global de grandes huracanes (categoría 4 y 5) tampoco muestra un aumento significativo»[2].

Pues bien, con la misma desfachatez que Gore, algunos han aprovechado la tragedia de Valencia para hacer propaganda de la ideología climática. Esto incluye a políticos inescrupulosos, burócratas globalistas, periodistas indocumentados y sedicentes «expertos» que viven de ello. Para que se hagan una idea, uno de éstos, que se presenta como «experto en cambio climático» a pesar de ser un biólogo especializado en botánica —que no sabe nada de física atmosférica, oceanografía o clima—, ha visto en las imágenes de coches amontonados (dentro de los cuales muchas personas murieron) «una oportunidad histórica para prescindir de los coches»[3], como ha manifestado con total frialdad. Semejante fanatismo, veteado por la ideología comunista que profesan muchas de estas personas, es frecuente.

Los fenómenos meteorológicos extremos no han aumentado

¿Qué nos dice la famosa “ciencia”? En primer lugar, que «si nos atenemos al estado actual de conocimiento de la ciencia, ningún evento meteorológico concreto puede atribuirse al cambio climático inducido por el hombre», según afirmaba la Organización Meteorológica Mundial antes de politizarse[4]. Por lo tanto, atribuir al calentamiento global cada fenómeno meteorológico natural, de un signo y también del contrario (cuando llueve mucho y también cuando llueve poco), es engañar a la población.

Pero es que además las inundaciones a nivel global no han aumentado. Según el IPCC, «sigue sin haber evidencia (…) respecto al signo de la tendencia en la magnitud y frecuencia de las inundaciones a nivel global»[5]. En su último informe (AR6), el IPCC corrobora que «las afirmaciones generales que atribuyen cambios en la probabilidad o magnitud de las inundaciones al cambio climático antrópico merecen una baja confianza»[6]. Más concretamente, estima que existe una «baja confianza» incluso en el signo de la tendencia observada en «fuertes precipitaciones e inundaciones pluviales»[7] como la que ha sufrido Valencia, es decir, ni siquiera se sabe si están aumentando o disminuyendo. Lo mismo ocurre con las sequías.

Hay más. Según el IPCC, «existe una gran confianza en que durante los últimos 500 años se han producido inundaciones mayores que las producidas desde el s. XX en Europa central y el Mediterráneo occidental»[8], es decir, en una época en la que no había calentamiento global (ni periodistas, ni globalistas, imagínense).

Por último, la temperatura del mar Mediterráneo tampoco ha sido un factor determinante por anómala. En efecto, las temperaturas del mar Balear (que baña las costas de Valencia), aun elevadas, se encontraban a finales de octubre de 2024 dentro de la variabilidad histórica para esas fechas (percentil 95) y eran muy inferiores a la temperatura habitual del mar durante otras gotas frías acaecidas en fechas otoñales más tempranas[9]. Son lamentables, una vez más, las engañosas insinuaciones de la AEMET para dar a entender lo contrario. Por cierto, el supuesto calentamiento superficial del mar Mediterráneo sólo afecta al Mediterráneo Occidental, pues el Mediterráneo Oriental se está enfriando ligeramente[10]. En cualquier caso, el calentamiento del mar Balear resulta inapreciable, pues se estima que la temperatura en superficie se está incrementando a un ritmo de 0,39ºC por década (repito, por década), una variación mínima de cara al ecosistema si la comparamos con las variaciones estacionales de más de 13ºC entre las temperaturas mínimas invernales y las máximas de verano.[11]

La gota fría de 2024 no fue un récord meteorológico

La ciencia ordena los fenómenos naturales extremos en función de sus magnitudes físicas: velocidad y sostenibilidad del viento en un huracán, volumen de precipitaciones y caudal en una inundación, magnitud en un terremoto, y viento y altura de las olas en un temporal en la mar, por ejemplo. Sin embargo, las personas de a pie tendemos a clasificar una catástrofe natural en función de la pérdida de vidas humanas y daños materiales que causa, no en función de sus variables meteorológicas. Esto puede llevar a confusión. Existen fenómenos naturales muy potentes que apenas causan víctimas y fenómenos menos potentes que provocan verdaderas catástrofes humanitarias.

Por ejemplo, el terremoto que asoló Haití en 2010 causó 300.000 muertos con una magnitud 7 en la escala Richter, mientras que el mayor terremoto jamás registrado por sismógrafos, con una magnitud 9,5 (es decir, 5.600 veces más potente que el anterior, dado que la escala es logarítmica), causó comparativamente “sólo” 1.700 muertos[12]. Del mismo modo, el mayor tsunami de la historia alcanzó una altura de 524 metros y arrancó de cuajo árboles que estaban en la ladera de un monte a esa altura sobre el nivel del mar,[13] pero se dio en una desierta bahía de Alaska en 1958, causando sólo 5 víctimas. Por el contrario, la altura máxima del tsunami del 2004 en el densamente poblado sudeste asiático fue de “sólo” 51 metros en el epicentro y generalmente no superó los 10m, pero acabó con la vida de 227.000 personas.

En este sentido, las torrenciales precipitaciones vividas en la provincia de Valencia en la gota fría del 2024 están lejos de ser un récord meteorológico, aunque hayan sido un triste récord como catástrofe humanitaria en nuestra historia reciente. En efecto, alguna estación alcanzó los 491mm en 24 h (1mm=1litro/m2) y otra supuestamente llegó a los 772mm (según la AEMET), cifra enorme, sin duda, pero inferior a la registrada en las gotas frías de 1982 y de 1987, durante las que España quizá vivió las 24 horas más lluviosas de su historia desde que existen registros pluviométricos. En efecto, el 20 de octubre de 1982 cayeron hasta 882mm en Muela de Cortes (Valencia)[14], aunque esas precipitaciones, que provocaron la rotura de la presa de Tous, causaron 40 muertos. Asimismo, en la riada de La Safor del 3 de noviembre de 1987 se registraron 817mm en 24 h en la estación valenciana de Oliva y hasta 1.000mm en 36h en la estación de Gandía[15], aunque sólo murieron 7 personas. También podrían mencionarse las lluvias torrenciales del 19 de octubre de 1973 en Almería, durante las que se registraron 600mm en sólo 7 horas y hasta 420mm en sólo una hora, causando 150 muertos[16]. En 1973, por cierto, el planeta llevaba casi 30 años enfriándose a pesar del aumento de CO2, tendencia que se revertió hacia 1979.

La realidad es que casi todos los años el Levante español sufre una gota fría (expresión popular adaptada del original alemán «depresión fría de altura») que esporádicamente es catastrófica. Como nos recuerda el meteorólogo Inocencio Font en su magnífica obra Climatología de España y Portugal, «desde tiempos inmemoriales los habitantes de las comarcas del litoral mediterráneo de la Península se han visto sometidos ocasionalmente a los efectos desastrosos de grandes y repentinas avenidas y riadas y consecuentes inundaciones causadas por lluvias torrenciales de inusitada intensidad».[17] Aunque no existieran registros pluviométricos en aquel entonces, sabemos que el 27 de septiembre 1517 el Turia se desbordó y causó centenares de muertos y que el 15 de octubre de 1879 la riada de Santa Teresa (antaño las riadas se calificaban según el santoral) causó en Murcia más de 1.000 muertos.

Finalmente, es difícil establecer una tendencia clara en la pluviosidad de la región. En Valencia capital, por ejemplo, ésta es la evolución de las precipitaciones desde 1937, en la que sobresale la gran inundación de 1957:[18]

El factor humano

Pero si las lluvias de hace dos semanas no fueron un récord en cuanto a precipitaciones, ¿por qué hubo tantas víctimas? ¿Fue por una inevitable catástrofe natural de tintes épicos o influyeron errores humanos perfectamente evitables? Como veremos, más allá del triste azar, la dejadez, irresponsabilidad e incompetencia de nuestra clase política han jugado un papel importante.

El primer factor humano ha sido la descontrolada expansión urbana en barrancos y cauces secos naturales, que aumentó el nivel de riesgo de la población. El terreno urbanizado, además, impermeabiliza el terreno y facilita la riada. Sin duda, podrían haberse arbitrado normas urbanísticas especialmente restrictivas, prohibiendo construir en determinadas zonas o limitando la construcción de plantas bajas y subterráneos. También podría haberse sobredimensionado la red de saneamiento público para facilitar la evacuación de las aguas.

La expansión urbana agrava el error por omisión que supone la inexistencia de infraestructuras hidrológicas adecuadas (cauces y diques) para encauzar las aguas y prevenir inundaciones en zonas de alto riesgo. Peor aún: al menos desde 2007 existían proyectos hidrológicos ad hoc de la Confederación Hidrográfica del Júcar (que depende del Ministerio de Transición Ecológica) que no habían merecido la atención de las autoridades políticas[19], sea por razones ideológicas (ecologistas) o políticas. De hecho, algunos expertos califican lo ocurrido como «un desastre anunciado».[20]

Como aclaran ingenieros de Caminos, si los ríos estuvieran debidamente encauzados, la probabilidad de inundaciones tan dañinas se reduciría considerablemente[21]. Por ejemplo, gracias a la canalización del Turia realizada en tiempos de Franco tras la catastrófica inundación de 1957 (81 muertos), la ciudad de Valencia no ha vuelto a sufrir inundaciones significativas. Luego la desidia e incompetencia de nuestra clase política, que valora las inversiones y el gasto público en función de cuántos votos pueden comprar ―algo característico del Estado de Bienestar― en vez de en cuántas vidas pueden salvar, es un factor explicativo.

Finalmente, el fanatismo ecologista, proclive a impedir el mantenimiento de los cauces y a destruir azudes y presas (en vez de construir más), posiblemente haya contribuido a aumentar el caudal de la riada y a producir un aluvión de cañizo que ha incrementado el daño causado.

La incapacidad de la AEMET

En segundo lugar, la población no fue debidamente alertada. En este caso, la responsabilidad es doble: primero, la AEMET ―dependiente del ideológico Ministerio de Transición Ecológica― claramente no supo prevenir del orden de magnitud de las precipitaciones que iban a darse en las siguientes 24 horas en Valencia, pues su previsión estándar de nivel rojo («en estas zonas se podrán superar los 150-180mm en las próximas 12-24 horas») se quedó muy corta frente a la realidad de más de 700mm. Segundo, las incompetentes autoridades políticas (gobierno autonómico, delegación del gobierno y gobierno nacional) no comunicaron la alerta a tiempo, ni a la población ni a los alcaldes de las zonas afectadas, como ellos mismos han manifestado.

 La incapacidad de la AEMET para prever con precisión el nivel de precipitaciones es patente a pesar de la campaña lanzada para proteger a una institución convertida en punta de lanza de la ideología climática. En efecto, la AEMET se limitó a emitir una sucesión de avisos estándar de nivel rojo definidos genéricamente como «riesgo meteorológico extremo (fenómenos meteorológicos no habituales, de intensidad excepcional y con un nivel de riesgo para la población muy alto)», en los que recomiendan «tomar medidas preventivas, mantenerse informado de la predicción meteorológica y no viajar salvo que sea estrictamente necesario». Como ven, no hay ninguna prohibición taxativa ni ninguna advertencia expresa de riesgo de muerte, algo lógico, pues en los últimos 12 meses la AEMET emitió 182 avisos de nivel rojo por distintas causas[22]. ¿Qué diferencia había entre el aviso de nivel rojo de Valencia y los anteriores 182?

Por otro lado, resulta dudoso que la AEMET previera realmente el nivel de precipitaciones más allá de la rigidez del protocolo (¿dónde están los mails internos que lo demuestren?), pues el nivel de conocimiento de la ciencia meteorológica ―un sistema multifactorial, complejo, caótico y no lineal― es aún bastante primitivo y tiene amplios márgenes de error, como admite el propio portavoz de la AEMET: «En meteorología trabajamos siempre con incertidumbres, porque la atmósfera es un sistema caótico y no se puede conocer, a ciencia cierta, la cantidad exacta de lluvia que puede caer en un lugar concreto y en un período de tiempo determinado».[23] Eso es así. Pero si la incertidumbre impide conocer a ciencia cierta la lluvia que caerá mañana en una localidad de España, ¿acaso no supone una deshonestidad intelectual que dicha incertidumbre desaparezca mágicamente cuando la AEMET realiza afirmaciones dogmáticas sobre el clima del planeta para dentro de 100 años?

No se previno a la población

En tercer lugar, tras el aviso rojo estándar de la AEMET, las autoridades políticas no trasladaron a la población el nivel de alerta correspondiente hasta que ya había comenzado el diluvio, por lo que la gente no tuvo tiempo de prepararse. De hecho, hubo residentes que recibieron un primer mensaje de alerta en sus móviles el jueves 31 a mediodía, según me ha relatado alguno de ellos. La responsabilidad aquí recae en la incompetencia de las autoridades políticas, pero el tema es aún más grave, pues la población no sólo no fue avisada, sino que, tras el desastre, fue completamente abandonada por la dolosa inacción (presumiblemente constitutiva de delito) del gobierno de Sánchez[24].

La población no sabía qué hacer

En cuarto lugar, aunque se hubiera trasladado la alerta a tiempo no existe en España un protocolo de actuación que indique a la población claramente lo que hay que hacer y evitar. Dada la regularidad de las gotas frías otoñales en el Levante sorprende que no se haga una campaña de prevención y concienciación pedagógica en medios de comunicación, colegios y universidades.

Cierto es que Protección Civil hace ciertas recomendaciones en el caso de inundaciones: «Evite cruzar por zonas inundadas, tanto en coche como a pie, y abandone el vehículo por la ventanilla si es necesario si el nivel del agua sube o si llega al eje de la rueda o al nivel de la rodilla».[25] También recomienda salir de sótanos o garajes inmediatamente.

En este sentido, la Agencia Federal de Gestión de Emergencias norteamericana (FEMA) advierte con mucho mayor detalle del peligro de intentar vadear o conducir en estas circunstancias, pues la letalidad de las inundaciones es función de dos variables y no sólo de una: de la profundidad del agua y de su velocidad: «Aguas poco profundas que se desplazan a gran velocidad pueden ser mortales independientemente de si se sabe nadar bien o no». Además, el nivel del agua puede aumentar considerablemente en cuestión de pocos minutos, y el agua turbia puede arrastrar objetos sólidos y cortantes, que pueden producir heridas graves.

Según la FEMA, «en inundaciones repentinas el 75% de las muertes se producen por ahogamiento (…) porque las personas infravaloran la fuerza de la corriente o la profundidad del agua durante evacuaciones tardías, intentos de salvamento o conductas inapropiadas. El 63% de las muertes ocurren en vehículos, el 14% en personas accidentalmente arrastradas por la corriente y el 9% en personas que intencionadamente se metieron en ella».[26]

Finalmente, la FEMA deja claro que los riesgos de ahogamiento en inundaciones aumentan «en países no desarrollados en los que la gente vive en zonas proclives a inundarse y en los que la capacidad de alertar, evacuar o proteger a las comunidades de las inundaciones es débil».[27]

Desgraciadamente, éste ha sido el caso de España, país al que su clase política está arrastrando poco a poco, pero con paso firme, al tercermundismo.

[1] IPCC Quinto Informe, WG 1, Cap. 2.6, p.216-217.

 

LA HISTORIA DESMIENTE A NUESTROS POLÍTICOS

Desde el principio de los tiempos, el mundo ha sufrido catástrofes naturales de todo tipo: inundaciones, terremotos, vientos huracanados, inundaciones, maremotos.

Lo seres humanos, a través de los siglos, hemos tenido que convivir con todas las fuerzas  de la naturaleza, con sufrimiento, perdida de vidas humanas y desaparición de ciudades completas, como ocurrió con Alejandría.

Por lo tanto, no se puede olvidar los efectos incontrolables de la naturaleza, máxime, cuando en vez de tomar medidas como en caso de las inundaciones de la Comunidad Valenciana, se han desestimado obras fundamentales en forma de presas, como las previstas en el Plan Hidrológico  Nacional, desechado por Rodríguez Zapatero, es una de las decisiones más lamentables y perniciosas que se han tomado  en dos siglos en España.

Los actuales gobernantes, quieren hacernos creer, en materia de fenómenos meteorológicos, que todo es algo nuevo, que sucede por el llamado cambio climático, cuando todos conocemos por la ciencia, que desde el inicio de la creación el cambio es una constante en el clima en las diferentes regiones y continentes.

Así el famoso barranco del Poyo, que ha sido el principal causante de está catástrofe que se esta viviendo en la Comunidad Valenciana, siempre ha sido motivo de preocupación a los largo de lo siglos.

En los últimos 250 años ha sufrido unas cien inundaciones graves.

El sacerdote y científico valenciano, Padre Cabanillas, recogía en su publicación de 1.795,titulada:”Observaciones sobre historia natural, geografía, agricultura, poblaciones y frutos del Reyno de Valencia”, que el barranco del Poyo, era un barranco casi siempre seco, salvo en las avenidas, cuando recibe tanta agua y corre furiosamente, que destruye cuanto encuentra su paso. en 1.775, causó muchas desgracias en Chiva, sorprendiendo a media noche a los vecinos, asolando un número considerable de edificios y esparciendo más allá de do leguas, los despojos y los cadáveres de la pobre gente que no pudo evitar la muerte, así lo recoge el Padre Cabanillas.

La Confederación del Júcar, tenia que haber desarrollado multitud de obras que hubieran servido para evitar una tragedia tan grande como la que estamos viendo.

Ahora, lo políticos y los ecologistas de salón se lavan las manos y no son capaces de reconocer su gran responsabilidad, por tratar de imponer ideología en vez de seguridad y bienestar.  

EL RIDICULO DE CASI TODOS LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Los mismos medios de comunicación en diferentes formatos,una gran parte, en América y más aún en Europa, que han ocultado y quitado importancia durante cinco años, la situación cognitiva de Joe Biden,desde el inicio de la campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca y por supuesto durante su mandato, lo que era un auténtico escándalo, porque significaba que Biden, no gobernaba y realmente no se conocía quién ha estado durante todo este tiempo al frente de la nación más poderosa del mundo, lo que es de máxima gravedad; los mismos medios, han hecho un ridículo espectacular, apoyando la desastrosa campaña de Kamala Harris.

Es decir, la población norteamericana en una importante parte, no han creído a esa parte de los medios, que han lanzado todo tipo de avisos,y “bulos” contra Donal Trump.

La gente sencilla, la clase media y trabajadora, que ve cómo cada vez sus ciudades son más peligrosas, donde las drogas, el fentanilo, arrasa a la juventud, donde los objetivos del Gobierno son otros muy diferentes a sus necesidades: la libertad, la seguridad, el control de precios, la defensa de la vida y otros muchos, han mandado a un Partido Demócrata al rincón de la historia a pensar, y pedir perdón de su radicalización absurda en beneficio de las élites y de la ingeniería social.

Es decir, una parte del pueblo nortemamerciano, a mandado a la “porra” a Soros, Bill Gates, ClintoN y cia, porque se han dado cuenta, que han querido usurpar su libertad,su forma de vivir y sentir y sus derechos en beneficios de normas e ideologías fuera del sentido común.

La soberbia es mala consejera, pero tanto los medios de comunicación ahora tan tristes como los famosos magnates, que se han querido meter en las vidas de los ciudadanos estadounidenses, seguirán en lo mismo, pero cada vez más devaluados y con menos credibilidad.

Todo será distinto, aunque los mismos seguirán con sus “matracas”, eso sí, fuera de la realidad de las personas de bien.

 

LO MEJOR Y LO PEOR EN LA TRAGEDIA QUE VIVIMOS

La crisis total que se está viviendo en la Comunidad Valenciana y en algunos pueblos de Castilla La Mancha a causa de las terribles inundaciones que se han llevado por delante  de momento 219 muertos y 93 desaparecidos, arruinando haciendas y modo de vida, esta despertando lo mejor y lo peor de esta sociedad en toda España.

Lo mejor, está en la generosidad de miles de voluntarios, que colaboran y ayudan de forma fundamental en medio del barro y de las dificultades de todo tipo, lo mejor, está en los miles de personas que trasladan desde diferentes puntos de la geografía nacional, tanto maquinaria pesada, como generadores, alimentos y ayuda económica que a través de Cáritas y otras organizaciones están siendo fundamentales.

Bomberos de toda España, servicios de socorro de diferentes Comunidades, Fuerzas Armadas, Guardia Civil, Policía, Asociaciones de todo tipo. 

Todo es poco, pero la unidad de España, va mucho más allá que nuestra alta clase política, me refiero a los altos cargos, no a Concejales y Alcaldes de los pueblos ciudades, me refiero, a las cúpulas de los grandes partidos, sin empatía, ni valentía y pendientes en casi todos los casos del relato.

Un Gobierno, acorralado por casos de corrupción en su entorno, ayudado por partidos enemigos de España, no puede ser la solución a los problemas reales de nuestra Patria.

Por otro lado, el principal partido de la oposición, aterrado, sin capacidad de reacción ni valentía para asumir errores, incapaces de hacer guardia permanente sus altos cargos en Valencia, para acompañar a los vecinos y víctimas y a sus propios concejales, que trabajan en la mayoría de los casos día y noche.

España, está al “garete” de la peor clase política, si valores, ni generosidad, pendientes de sacar frutos electorales a una desgracia imposible de parar.

La sociedad civil, debe de reaccionar y decir que la política debe servir para solucionar problemas y no para imponer estrategias y calendarios en medio de una desgracia tan grande.

Todos ellos los altos dirigentes, quedan fotografiaos, pero serán defendidos a izquierda y derecha por los medios amigos, muchos, también contaminados por la falta de bondad y empatía que se vive en estos tiempos en algunos ambientes.  

VICTORIA DE TRUMP SOBRE EL “WOKISMO”

La victoria incontestable de Donald Trump, en las elecciones norteamericanas, suponen un antes y un después en el mundo occidental y un reencuentro con el sentido común.

No es que Donald Trump, sea el candidato ejemplar que cualquier persona de bien puede desear, pero si lo son sus propuestas y su trayectoria anterior como Presidente, una trayectoria de búsqueda  inteligente de la paz y defensa de los derechos individuales  y sobre todo el derecho a la vida.

Trump, con sus propuestas, ha ganado al movimiento “woke” , al globalismo dictatorial de Soros, Bill Gates, y de una parte muy importante de unos medios de comunicación, fuertemente inclinados a políticas absurdas y al belicismo.

Con que se paren los dos importantes conflictos: de Ucrania y de Palestina, sería suficiente para felicitarnos todos los amantes de la paz.

Ha ganado Trump y ello pone en fuera de juego, todas las políticas  contrarias a la libertada de los individuos y a la defensa de sus derechos.

Hoy, por el sólo hecho que todo el “wokismo” ha sido derrotado de forma abrumadora, por el hecho de que Sánchez, Maduro, Lula, Úrsula Von der Leyen y otros muchos estén desolados, aunque Trump, no sea perfecto que no lo es, debemos de alegrarnos 

NI EXTREMA DERECHA NI MONSERGAS

Lo ocurrido ayer Domingo en Paiporta, durante la visita de los Reyes de España, el Presidente del Gobierno Sánchez y de la Generalitat Mazón, es una prueba de impotencia y desesperación de una sociedad cansada de promesas y engañada continuamente.

La violencia, nunca es lícita y no se puede justificar en modo alguno, pero los políticos llevan en su salario, el tener que aguantar a los ciudadanos, que les pagan y en modo alguno son una “casta” superior.

Los Reyes de España, estuvieron  muy valientes y con mucha dignidad tratando de calmar y razonar con unas personas que han perdido casi todo y se sienten desamparadas.

Sánchez y sus medios, no pueden tener ahora la desvergüenza de hablar de la extrema derecha, cuando los extremos perniciosos están en su Gobierno, con comunistas y enemigos de España incluidos.

Ni extrema derecha, ni monsergas, sólo son personas desesperadas, porque han visto que el mismo Gobierno de los casos Tito Berni y Koldo, de las vacaciones en La Mareta a todo tren, del Presidente del Gobierno, el mismo que quiere engordar a los nacionalismos, es incapaz de tener ni empatía ni soluciones en un momento clave de sus vidas.

La extrema derecha, es ya un cuento que nadie con un poco de sentido común se cree.

El problema está, en la incapacidad de gestión de una clase política “chapucera” que lleva seis años intentando dividir a los españoles, sólo por ello, debieran de marcharse.  

EL SISTEMA ESTA “ROTO”

No hay forma de evitar un desastre tan tremendo y devastador, como el sufrido en una parte importante de la Comunidad Valenciana y que ha llegado en alguna estación meteorológica, a los 784 litros de precipitación por metro cuadrado.

Ante de toda una avalancha de agua y lodo, ningún Gobierno puede hacer nada, por mucho que quiera, salvo eso si, haber tenido obras de infraestructura hidráulica adecuadas, que en la Comunidad Valenciana han sido paradas o ralentizadas por las diferentes Confederaciones Hidrográficas.

En España, se ha gastado muy poco dinero en los últimos en obras hidráulicas y mucho en teorizar sobre el clima sin aportar soluciones reales sino demagógicas.

Menos mal que durante el régimen anterior, se abordó una  gran obra como la desviación del cauce del Turia, conocido como Plan Sur, realizado hace sesenta años, que ha evitado que la tragedia fuera aún más grave. 

Dicho todo ello, lo que si se hubiera podido hacer, es haber evaluado los riesgos existentes, aunque todo, fue tan rápido  y tan tremendo, que poco se hubiera podido hacer.

Pero, lo que no se puede tolerar, es que en las primeras cuarenta y ocho horas se negara por parte del Ministerio del Interior el recibir ayuda de Francia, que no se pusieran en marcha todos los medios adecuados, reaccionando como un país moderno y no como un país en el que cada vez funcionan menos cosas.

El sistema autonómico, bien intencionado, no funciona, no tiene medios, la mayoría de las Comunidades Autónomas, están endeudas hasta la “cabeza” y se han convertido en meros gestoras burocráticas sin apenas capacidad de inversión.

Las autonomías , se han convertido en refugio de funcionarios y políticos que en la mayoría de los casos no tienen ni capacidad, ni experiencia en la gestión.

Queramos reconocerlo o no, el sistema no funciona.

Del Gobierno del Estado, no se puede actualmente esperar, nada, dado que bastante tiene con “lidiar” con los supuestos  graves casos de corrupción de su entorno.

Su incapacidad política e incompetencia, superar cualquier comparación anterior.  

Por todo ello, no es de extrañar que las personas, no crean en sus políticos, porque no les solucionan nada y sólo ven como sólo se dedican a asegurar su futuro particular y a subir impuestos.

El sistema esta roto, por mala gestión y también por culpa de todos nosotros, que no hemos exigido responsabilidades a la peor clase política de los últimos cuarenta años.