Definitivamente, estamos viviendo en España, una situación nunca vista antes.
Hemos tenido a los largo de los últimos cuarenta años de democracia, diferentes casos de corrupción, en casi todos los partidos, pero nunca se había llegado al nivel actual, en casos que salpican directamente o indirectamente a la cúpula del poder.
Un presidente del Gobierno, que llegó al poder, según decía para luchar contra la corrupción y regenerar la vida política y curiosamente, nunca antes se había llegado a los niveles escandalosos que estamos viviendo y que los ciudadanos estamos soportando estoicamente, en medio una catarata de detenciones de altos cargos y acusaciones de suma gravedad.
Es decir, lo que debiera haber sido regeneración y normalización de la vida social y política, se convirtió en crispación y corrupción, con mentiras continuas a la sociedad.
Sánchez, será responsable ante la historia y pudiera serlo ante los Tribunales, de rodearse de algunas personas sin escrúpulo alguno que parecen han dedicado su actividad política, no a servir de forma generosa, sino a servirse particularmente.
Cooperadores necesarios de todo este desastre político, han sido y son algunos partidos, como es el caso del PNV, que a cambio de cuestiones que algún conoceremos con exactitud, están contribuyendo con otros, caso del resto de los partidos nacionalistas e independentistas al actual desgobierno que vivimos, dejando a España en una situación institucional, ética y moral, insostenible y de consecuencias impredecibles a medio plazo.
La ciénaga moral que vivimos, no puede traer nada bueno para nuestro futuro y nuestra propia convivencia y peligra hasta la propia pervivencia como nación.
La oposición, tanto el PP como Vox, deben de dejar por unos meses sus diferencias y preparar una estrategia conjunta de regeneración de la vida pública y por supuesto de las instituciones del Estado.
No hacerlo, será una gran irresponsabilidad y también los ciudadanos, tendremos pleno derecho a pedirles cuentas de sus egoísmos particulares y estrategias cortoplacistas, cuando esta en juego la propia democracia.
