“Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8-31-38)
Corren en el mundo y en España de manera muy grave, malos aires para la libertad de expresión.
Las terminales mediáticas, supeditadas a las ideologías imperantes y con casi nula capacidad de movimientos, intentan controlar toda libertad de expresión.
Cobardía, interés económico, miedo a decir lo contrario de la ideología imperante son algunas de las causas.
La libertad de expresión va unidad a la libertad del individuo como tal y por lo tanto no se pueden separar, es más, sin libertad de expresión no hay libertad individual.
Se estigmatiza a las personas que piensan distinto, que tienen criterio propio y tratan de salirse de la “gran multitud”.
Dios, nos creo a su imagen y semejanza y nos hizo libres, lo que no quiere decir que la libertad no deba ir unida a la búsqueda de la verdad y al respeto a las opiniones ajenas.
Necesitamos más que nunca personas libres, capaces de inmolarse personalmente en defensa de la verdad y de los valores de la libertad y la concordia.
Los jóvenes de Hong Kong, luchan por la libertad, se han dado cuenta que China les amenaza en sus libertades presentes y futuras y por eso reaccionan, es un claro ejemplo, de que el ser humano tiene que conquistar casi permanentemente la libertad, un bien escaso en estos tiempos.