Mientras la economía española sufre claros signos de desaceleración, el radicalismo independentista sigue adelante y se deja a Navarra a merced de Bildu, los políticos toman vacaciones.
No me parece mal sino al contrario, es descanso necesario para los políticos y para todas las personas, pero España no esta para fiestas con una crisis política fruto de la radicalidad, del abandono de la moderación y de la incompetencia.
Más que nunca España, necesita la ayuda de todos y para eso es necesario buscar la centralidad y no los extremos que es lo que ha hecho desde su investidura el señor Sánchez, teniendo como respuesta también posiciones radicales, al menos alguna, del centro derecha.
Así es imposible el acuerdo, no puede ser que los que quieren romper España sean los que la dirijan y por ello no hay que dejar a los independentistas ni a los radicales que tengan protagonismo alguno.
Sólo hay una solución cabal, el encuentro de la moderación, del bien común y de un autentico servicio a España, lo demás será seguir en la crisis y la radicalización.