Mientras el gobierno de España se encuentra cada vez más “liado” en la turbia madeja de la escala de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez, la situación real en Venezuela es de máxima emergencia por falta de alimentos y productos básicos.
El secretario General de la OEA, Luis Almagro acaba de hacer un llamamiento solicitando ayuda humanitaria para siete millones de personas que están en riesgo de hambre en Venezuela.
Según la ONU, alrededor de otros cuatro millones de personas han abandonado Venezuela con destino a diferentes países del mundo, en uno de los flujos migratorios más importantes de los últimos tiempos.
Mientras, en la isla de Aruba, se interceptaba a una avioneta que tuvo que aterrizar en emergencia cargada de oro, en concreto una tonelada, deteniéndose a sus tripulantes.
Ante todo esto, uno empieza a preguntarse que se quiere ocultar en España en las relaciones con un gobierno corrupto y criminal como el de Maduro.
La falta de explicaciones y de transparencia alimenta la especulación y “los bulos”.
España, no puede pretender que la democracia vuelva a Venezuela, dialogando con un gobierno tan corrupto y que debiera ser juzgado por el Tribunal de Derechos Humanos de La Haya, no se puede reconocer a los que han robado y masacrado al pueblo como interlocutores válidos.
Maduro y sus cómplices deben de ser juzgados y condenados, no puede haber otro camino.