Por circunstancias familiares que nada tenían que ver con los eventos celebrados, estuve en Madrid aquel domingo 8 de marzo de triste recuerdo para tantas personas y que fue clave en la expansión de la pandemia del coronavirus.
Madrid, en aquel soleado Domingo de marzo, estaba repleto de visitantes extranjeros, muchos franceses, como pude comprobar personalmente el la Plaza Mayor.
La líneas de Metro, registraban un importante movimiento de personas que regresaban del mitin de Vox y de los que acudían a la manifestación feminista por la tarde o al partido que se celebraba en el Wanda Metropolitano.; es más, me asaltó la duda al filo de las tres de la tarde viajando en Metro de la posibilidad de contagios, ante las noticias que llegaban de otros lugares.
Señores del Gobierno, claro fue una grave error permitir tantos eventos, claro que hubo contagios, todo, por el único interés de celebrar la manifestación feminista, en la que algunas decían que “el machismo generaba más muertos que el coronavirus”, que insulto a los que se contagiaron y a los que fallecieron y lo más grave, nadie ha pedido perdón, ni mucho menos ha dimitido.
Nunca se podrá tapar con medias verdades, algo tan obvio, tan evidente, por lo tanto, el Gobierno deberá asumir su responsabilidad ante la sociedad.
No puede ser, que en este país se “pudran” personas en prisión con años y años de condena por delitos económicos y supuestos engaños políticos, con posteriores consecuencias dramáticas no tengan repercusión penal alguna. Tampoco es de recibo, que se tenga que dimitir de cargos políticos por cuestiones banales y por asuntos realmente graves, no suceda nada.
No se trata de juzgar a nadie por anticipado, ni desear juicios sumarísimos, ni mucho menos buscar venganza, nunca lícita, pero si de que, la verdad pueda resplandecer y se respete la inteligencia ajena.
Por lo menos que se pida perdón con el corazón en la mano. Todo, menos la falta de empatía o el marketing calculado.