El pasado día 16 se realizo en la Plaza de Colón de Madrid una concentración de más de tres mil personas en contra de la utilización de mascarilla y poniendo en duda muchas cuestión sobre la pandemia del Covi-19.
En realidad, fue unas amalgama de posiciones que en el fondo sólo tienen en común estar de acuerdo en que hay cuestiones muy poco claras sobre el Covid-19 y que los medios de comunicación están asustando a la sociedad.
Negar la pandemia a estas alturas, sería una tremenda mentira y una crueldad hacia las más de 45.000 fallecidos en España por este virus.
Negar que es un virus peculiar y que era desconocido también es una falacia.
Sin embargo, si es muy discutible las incoherencias de los gobiernos, la falta de información correcta y también que no hay motivo a día de hoy para esta especie de “locura” en la que los medios de comunicación españoles han contribuido de manera fundamental.
Cuando el número de fallecidos no tiene comparación con los primeros meses de la pandemia, cuando el número de personas asintomáticas es mayoritario, no tiene sentido crear tanta alarma a una población que esta asustada.
No defiendo, por supuesto, el que no se cuente la verdad, sino que se ponga en contexto la situación real y sobre todo el número de personas fallecidas y que edades y padecimientos tenían previamente.
Sobre la utilización de la mascarilla, utilizando el sentido común, parece obvio que en un lugar cerrado o con mucha aglomeración de personas, es útil y debiera ser obligatorio, sin embargo, es absurdo que se tenga que utilizar en un paseo o al aíre libre del campo o del mar; otro tanto, estaría en discusión el asunto del tabaco, partiendo de la base que fumar es muy malo y nada bueno aporta.
Por lo tanto, llamar negacionista a todo aquel que disienta de lo que dicen las autoridades es antidemocrático, porque se mete en un mismo “saco” diferentes opiniones con ánimo de desprestigiar.
Tengo la intuición que en muy poco tiempo, muchas de las cosas que los medios de comunicación están diciendo, van a tener que rectificarlas totalmente, eso si, no reconocerán el daño hecho, sólo es cuestión de esperar.
Lo que si se que les preocupa, es que cada vez más profesionales de la medicina y de otros campos cuestionan la verdad oficial y ese debate nadie tiene derecho a “hurtarle”.
Hay que buscar la normalidad, hay que trabajar, ir al los Colegios y Universidades, tomar precauciones, pero dar un horizonte de esperanza a una sociedad que merced al sensacionalismo y a la mentira, va a terminar no creyendo a nadie y los responsables son la clase dirigente en general y unos medios de comunicación incapaces de modular la realidad.
Nadie debe quitarnos la esperanza, parece que se intenta por parte de intereses poco claros y eso es muy peligroso.
Respeto al virus por supuesto, pero en modo alguno se debe consentir tanta propaganda apocalíptica sin dato alguno.
Nadie y menos a un cristiano nos debe “robar” la esperanza.