Nuestros políticos se han “disparado” decretando normas y leyes para luchar contra el covid-19.
Por supuesto, no niego la buena intención de las mismas, pero hay que decirlo alto y claro, una parte de ellas corresponde a una “sobreactuación”, que no tiene sentido alguno, al menos aparente.
Si tiene sentido y es lógico, que se pida precaución con el distanciamiento entre personas, la continua limpieza de manos y la utilización de “mascarilla” en lugares cerrados o abiertos con mucho número de personas.
Sin embargo, no tiene sentido el utilizar la mascarilla al aire libre sin personas cercanas, es más, puede ser hasta más perjudicial.
No tiene sentido ver a un ciclista con mascarilla sólo y sin nadie cerca.
En definitiva, se están tomando decisiones absurdas y no contrastadas.
Me pregunto si los gobiernos que no han impuesto el uso de mascarillas en la vía pública, son unos irresponsables y claro “los listos” del barrio están aquí en España, con los peores datos económicos y de pandemia.
Otra cuestión lamentable, es el confinamiento de pueblos, barios o ciudades sin separar los casos positivos de las persona sanas.
No tiene sentido alguno “encerrar” a persona sanas, creando un problema mayor tanto personal o económico.
Separar los casos positivos de los casos sin síntomas ni padecimientos sería el camino y no de forma indiscriminada.
En definitiva, se están tomando decisiones extremas injustificadamente y que a medio plazo son más perniciosas que la propia pandemia.
Mantener las distancias, tener precauciones es totalmente necesario, pero en modo alguno presionar a la sociedad con normas y más normas, algunas incomprensibles.