Todo parece más claro, toda una estrategia para controlar a la opinión pública y a la población, “hurtando” nuestro derechos y libertades.
Por un lado, el “cheque en blanco” del estado de alarma, nada menos que de seis meses, algo absurdo, innecesario y creo que contrario a la Constitución.
Por otro, los confinamientos a diestro y siniestro en colaboración con las Comunidades Autónomas, en vez de combinar y segregar claramente las zonas de más riesgo, evitando causar más daño de lo necesario.
Por último y como colofón, la creación de un Comité de Vigilancia, supuestamente para controlar las “fake news”, algo que vulnera la libertad de expresión, que sólo tiene como límite la propia ley.
Es todo un entramado, para controlar una gestión desastrosa de la pandemia y las posibles consecuencia políticas.
Nuestras libertades están en peligro de mermar gravemente y de forma silenciosa, si no reaccionamos defendiendo como ciudadanos nuestro legítimos derechos y libertades consagrados en la Constitución.
Se trata con el miedo de acostumbrar a la población, a la pérdida de libertad y de derechos, para sucesivamente justificar toda una actuación que bordea sino sobrepasa el carácter totalitario.
Los ciudadanos deben de reaccionar ante tanto desvarío y tanta mentira con la que se quiere ver que lo blanco es negro y al revés.