Sólo desde la desvergüenza, la falta de criterio y del sentido de responsabilidad se puede tomar una decisión como la que ha tomado el Gobierno de Cantabria de prolongar otros quince días más el cierre interior de los establecimientos de hostelería.
Estos señores que juegan con la vida y la hacienda de muchos años de trabajo de miles de personas, debieran dar un criterio científico para demostrar el supuesto grave peligro que encierra el interior de los locales hosteleros.
No lo mostraran, porque no existe porque es un “capricho”, un “capricho” porque otras Comunidades con perores datos tienen abiertos con sus restricciones el interior de cafeterías, bares y restaurantes.
Creía sencillamente que era un exceso de celo en la toma de decisiones tan severas, ahora y lo siento, parece más algo más premeditado y que ya no acierto a entender.
Desde luego debieran de responder ante los Tribunales de Justicia, los que toman esta decisión, porque es un acto que sólo demuestra soberbia infinita.
Nadie se cree que el interior de los locales sea el motivo de extensión de la pandemia, nadie se cree ya muchas cosas, pero algunos debieran tener cuidado, no vaya a ser que cambien las “tornas” y en un futuro no tan lejano deban de responder muy seriamente de tanto daño psicológico, económico y humano.
Más incompetencia parece imposible.
UN AÑO PARA ELEGIR
Un año para elegir. Analice su decisión.
Por su interés reproducimos el articulo del Dr. Luis de Benito Benito.
Las divisiones dicotómicas son críticas. Ante una pregunta que sólo admite dos opciones como posibles, con frecuencia es difícil establecer un debate sin que salten chispas. La cuestión que ha saltado a la sociedad al terminar este año y que nos va a tener enfrentados durante 2021 va a ser la vacuna (o vacunas) frente al coronavirus. Posicionarse con un «sí» o un «no» a secas radicaliza las posturas y las vuelve igualmente irracionales. Con ánimo de suavizar esa polémica y ofrecer argumentos para un debate social más abierto expongo unas reflexiones.
1.- La conveniencia, necesidad u obligación de poner una vacuna a toda o parte de la población, ¿es una cuestión médica o política? Hasta ahora el ejercicio de la medicina ha estado a cargo de los médicos: los médicos son quienes tienen que determinar lo que, según su parecer, está indicado o no para cada uno de sus pacientes según la llamada lex artis ad hoc. La indicación de una terapia, de un procedimiento diagnóstico o terapéutico ha estado regida por el criterio del médico. El acto de prescripción facultativa es un ejercicio netamente médico. Si ahora hay otras instancias no médicas que pueden prescribir, creo que los médicos deberíamos tener algo que decir. O por lo menos advertir de ello a nuestros pacientes ya que, si de verdad nos importa su salud, debemos decirles que a partir de ahora deberán resolver sus dudas de salud consultando el BOE.
2.- Aunque el médico prescriba lo que a su juicio es más conveniente para la salud del paciente, esas decisiones tienen que ser asumidas libremente por el paciente, que puede o no estar de acuerdo con el médico. La LO 41/2002 rige la autonomía del paciente y establece plena libertad al paciente para aceptar o declinar los tratamientos o procedimientos prescritos. ¿Se puede obligar a un paciente a aceptar un tratamiento contra su voluntad?
3.- Las vacunas que existen, reconocidas como útiles y buenas por la comunidad científica, no están indicadas para todo el mundo. Si la libre prescripción del médico y la libertad del paciente pueden ser vulneradas, ¿acaso es tan crítica la situación sanitaria en España a consecuencia del coronaviruscomo para obligar a vacunar a todo el mundo? No hace falta ser médico para responder a esta pregunta pues las cifras están ahí, y los hospitales están como están: en absoluto. La mayor parte de la población española ya hemos estado en contacto con el virus, menos de un 1% de mortalidad y la vacuna llega tarde pues no necesita inmunizarnos de lo que ya estamos inmunizados. No obstante puede haber colectivos que, o bien porque no lo hayan pasado o por temor a que puedan volverlo a pasar, o por convicción personal, pueden ser candidatos a recibir la vacuna. Siempre encontrará algún facultativo que se la prescriba sin problemas. Lo que no le aconsejo es que se ponga la vacuna sin prescripción facultativa o no tendrá a quién apelar en caso de reacciones adversas. Al menos, con el resto de las vacunas, las farmacias no las dispensan sin receta médica, al igual que la inmensa mayoría de los medicamentos. Por algo será.
4.- ¿Se puede obligar a una persona que no quiere a ponerse la vacuna? Ya lo trataba en la entrada que escribí en 2012. En un estado totalitario, todo es posible, porque el Estado está por encima de la individuo y se apela a que el colectivo social vale más que la persona. Pero sin lugar a dudas estaríamos ante un conflicto con la mencionada Ley de Autonomía del Paciente, habiéndose además usurpado la función del médico de prescribir que quedaría en manos del Estado que es quien «prescribe». Llegado ese caso, se tendría que apelar a una necesidad social extrema, una situación sanitaria que efectivamente mostrase gran afectación de nuestro sistema de salud a consecuencia de la epidemia, algo que puede que sea posible… pero no por este coronavirus porque el campo quemado no vuelve a arder.
En definitiva, como médico y deseando lo mejor para la salud de mis pacientes, ahora y siempre:
– aplico mi criterio y conocimientos para estimar los pros y contras de los tratamientos que prescribo o dejo de prescribir,
– defiendo la libertad de mis colegas de hacer lo mismo (tengan la misma opinión que yo frente a una vacuna o diferente),
– intento velar por la libre elección de mis pacientes a fin de que ellos también se involucren en lo que consideran más adecuado a su salud, y
– quiero dejar constancia de esto ante la sociedad para que reflexionen acerca de en manos de quién ponen su salud.
Vivir es arriesgado. Le deseo para 2021 una buena elección, sea la que sea, porque será esencial que pueda seguir eligiendo y que nadie elija por usted.
«PARANORMAL»
Estamos en una “locura” colectiva o nos quieren llevar a ella.
Comparece el Presidente de Cantabria y el Consejero de Sanidad y nos dicen que ahora el mal llamado “toque de queda” se adelanta en Nochevieja una hora, se pasa a las doce y media y el número de personas en la casas de diez se disminuye a seis.
Esto es ridículo, parece hecho para incordiar y “tocar las narices” con perdón a los ciudadanos, a los que nos tratan como personas sin inteligencia ni responsabilidad.
En primer lugar, nadie está autorizado a entrar en un domicilio particular si no es con orden judicial y con debida causa, por lo tanto es un “brindis al sol” una forma de meter miedo o de tomarnos a todos por irresponsables. Por otro lado, lo de cambiar una hora a las doce y media el toque de queda es otra forma de insultar a nuestra inteligencia.
Empiezo a pensar, que es algo general en la actividad política, el que se nuble el sentido de la realidad y de la lógica, es algo que puede incluso ser un suceso de investigación “paranormal”.
Los políticos de este país de diferentes colores, casi todos, salvo muy pocas excepciones, parecen haberse encontrado con un OVNI que ha nublado su sentido de la lógica y de la mesura, otra cosa sería pensar mal y me niego a ello, aunque a veces tengo tentaciones.
LA «RUINA» DEL SECTOR HOSTELERO DE CANTABRIA
La situación del sector hostelero de Cantabria es muy grave merced a las drásticas decisiones del cierre del interior de los locales, lo que hace prácticamente imposible la viabilidad del propio negocio.
En estos días de duro invierno da pena, y rabia ver como bares y cafetería están cerradas a pesar de que los datos de la pandemia en Cantabria, no son peores ni mucho menos que otras Comunidades.
Como ciudadano no entiendo casi nada de lo que hacen las autoridades al respecto.
Se hunden economías se arrasa al sector hostelero y se toman medidas extremas más que discutibles.
Nuestro dirigentes actúan como pequeños “emperadores” sin valorar en profundidad el daño que están haciendo con sus medidas extremas.
Como creo en la buena voluntad de las personas, pienso que está actuación es fruto del miedo, de la ignorancia o de consejos desafortunados, porque lo contrario sería para pedir serias responsabilidades ante los Tribunales.
Muchos negocios hosteleros no volverán a su actividad cotidiana, cerraran para siempre y los políticos seguirán cobrando sus buenos salarios y dirán que lo hacen por salvar vidas, como si no nos diéramos cuenta que precisamente los países con más confinamientos y medidas extremas no han tenido más número de fallecidos que los que han tomado medidas más selectivas o livianas.
EL FRACASO DE LOS CONFINAMIENTOS Y SUS DAÑOS COLATERALES
Millones de personas en la pobreza, desatención de otros enfermos, desesperanza, miedo, suicidios, daños psicológicos, son y serán consecuencias derivadas de las medidas extremas de los llamados confinamientos y cierres, bien sean totales o parciales.
Sin embargo, lo más grave de todo, es que no se puede discernir ningún signo claro de que los bloqueos generales tengan un impacto beneficioso en disminuir la curva de mortalidad de la epidemia.
La comparación internacional, revela claramente se puede confirmar que los países que han tenido confinamientos largos y extremos no tienen por lo general mejores datos que aquellos que han tomado medidas más livianas o selectivas.
Como recoge PANDA ( Pandemics-Data-Analytics) países como Argentina con un confinamiento muy largo y medidas muy restrictiva han tenido más numero de fallecidos por habitante que Brasil con unas medidas mucho menos restrictivas.
Otro tanto sucede a Suecia donde la medida han sido de protección selectiva y que tiene un porcentajes mucho menor que España, u otros países con confinamientos muy severos.
En España, tenemos el ejemplo de Comunidades con repetidos confinamientos que no consiguen sus objetivos, por mucho que se diga.
En la vida y en la sociedad, hay que evaluar las consecuencias de la toma de decisiones y evidentemente se ha destruido la economía, se ha llevado a la desesperación a millones de personas en el mundo y se ha creado un pánico, que no parece proporcionado.
Los bloqueos y la prohibición de actividades en los interiores de los establecimientos hosteleros, no han demostrado tampoco que eviten la difusión de la pandemia, sin embargo, crean ruina y pobreza.
No hace falta ser un científico, sino sólo un observador preocupado para darse cuenta de que la pandemia por supuesto existe, pero esta sobre alimentada por gran parte de los medios de comunicación y los gobiernos, creando una espiral de miedo de imprevisibles consecuencias para la propia salud y para el propio futuro de la humanidad.
Esta claro que de esta pandemia, saldremos menos libres, más atemorizados y posiblemente con otros padecimientos de los que ahora apenas se habla.
Es una especie de espiral “paranoica” de la que parece es difícil sustraerse.