El colmo de la “cara dura” o de tomarnos a todos por tontos, lo que acaba de decir recientemente el lendakari Iñigo Urkullu, en un desayuno informativo señalando que la Comunidad de Madrid hace “dumping” fiscal.
Lo dice el Presidente del País Vasco, que tiene en sus manos toda la capacidad financiera y que cambia apoyos a presupuestos por más inversiones en su Comunidad creando fuertes desequilibrios en el resto de España, sobre todo en las regiones limítrofes.
Da pena, este personaje que ha fracaso en su gestión de la pandemia, con sus restricciones casi de carácter totalitario y su sumisión al interés de Pedro Sánchez.
Es decir, la única Comunidad junto con Navarra, que tiene un sistema fiscal propio ve con preocupación el éxito de otra Comunidad de régimen general sin privilegios; es como para “salir corriendo” al ver la realidad virtual de este señor o lo que sería peor su “tomadura de pelo”.
En realidad, es un muestra de su propio fracaso, y de su incapacidad de vivir en libertad.
Teme el señor Urkullu la libertad, que da a Madrid un “plus” en su crecimiento, o tiene miedo a la bajada de impuestos, que deja más dinero en el bolsillo de los ciudadanos o tiene “envidia” de una sociedad abierta y libre. Todo es incomprensible: Los campeones históricos del “dumping” fiscal, de los privilegios medievales, quejándose de otros.
En vez de política, cada vez con perdón, esto se parece más a una “casa de locos”.