De Dios nadie se burla y el demonio puede ganar batallas, pero nunca la guerra.
En estos momentos, en los que la población despierta de tanta mentira y tanta muerte motivado por la pandemia y su gestión, debemos de tener la seguridad que el Creador, no va a dejar a sus hijos solos, ante el mal procedente de la mentira.
Los poderes del mal no prevalecerán, por mucho que quieran camuflarse como supuestos benefactores.
Dios, hizo al hombre a su imagen y semejanza y por lo tanto lo hizo libre y esa libertad debe ser bien utilizada y no permitir que intereses oscuros se inmiscuya en la misma.
Nadie puede estar obligado a seguir leyes injustas o anti naturales, por mucho que quieran nuestros representantes políticos.
No podemos ir contra la ley natural y siempre que se hace acaba fracasando.
Los que quieren convertir al ser humano, en una especie de robot o de soldado al servicio de los intereses de unos pocos y dirigido a distancia, fracasaran y verán su pequeñez por muy poderosos que se crean.
Estamos ante el colapso de una civilización, y como ya dijo en su día el sabio romano Cicerón, en esos momentos las leyes se vuelven demenciales.
Sigamos el bien y rechacemos con toda nuestra fuerza el mal. La victoria con la ayuda de Dios es segura.