Empieza a sentirse un “tufillo” en Europa, de que el sistema político, nacido después de la II Guerra Mundial, no da para más, puede estar cerca del colapso por culpa de la falta de soluciones a los problemas reales de los ciudadanos y por la perdida “frescura” de esta democracia, que cada vez parece más formal que real.
Sin embargo, la economía extractora y de control de las elites globalistas no pueden admitir perder su poder y seguir su ruta de control de las sociedades.
El estado de malestar, se abre paso en casi todos los países europeos y ello no es fruto de la casualidad sino de un fracaso, fracaso, que no se quiere admitir por parte de los diferentes poderes y por lo tanto reparar.
Hay nervios en las cancillerías, las mentiras acaban conociéndose y la falta de credibilidad de los políticos acaba casi siempre en una crisis social que ya está con nosotros y que tendrá antes que después repercusiones de todo tipo.
La democracia, es un sistema basado en la confianza y en la verdad, durante años, se ha procedido al derribo de la verdad y como consecuencia a perdida de credibilidad.
Estemos atentos a como se desarrolla esta crisis, que es una crisis muy profunda de valores y de ideas.
Sin valores ni ideas, y sólo con slogans y mentiras no se arregla nada.