La gravísima filtración de un borrador de una resolución del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en la que se reconoce que el aborto no es un derecho fundamental, es un intento de la administración del Presidente Biden, por presionar a los Jueces del máximo Tribunal, para que cambien su decisión.
Que el aborto no es un derecho, es algo obvio, porque el quitar la vida a nadie y menos a un ser indefenso no puede ser un derecho, sino debiera de ser un delito aunque en la decisión del máximo Tribunal no se entre en el fondo de la cuestión sino en que obviamente, no es un derecho el aborto.
Joe Biden, es un personaje tóxico para la sociedad norteamericana, y mundial.
A su incapacidad real por su avanzada demencia, hay que unir su maldad y su capacidad de mentir.
Estados Unidos se desangra con una inflación del diez por ciento, y se empeña en meter a Europa en un conflicto con Rusia, que debiera de haberse solucionado vía diplomática.
Biden, necesita escándalos para tapar su mala gestión y la investigación sobre el “portátil” de su hijo Hunter Biden, que en otra época hubiera sido suficiente para dimitir, además de sus sospechosos negocios en China y Ucrania.
En Estados Unidos, como en otros países se mantiene una lucha fundamental para nuestro futuro, entre el bien y el mal, entre los valores y la locura, entre la verdad y la mentira y no tengo ninguna duda de que Joe Biden, que fue utilizado como moderado, para ganar unas elecciones llenas de sospechas, es una marioneta en manos del mal.