Es realmente curioso y al mismo tiempo preocupante, la forma en que se gestiona el bienestar de la sociedad por parte de la UE.
Una gran mayoría de los ciudadanos, hemos creído durante muchos años que la Unión Europea era la solución y ahora nos parece en demasiados momentos, que se está convirtiendo en el problema.
Unos dirigentes políticos que llevan, sobre todo en los últimos cinco años, promoviendo un cambio en la utilización de las energías, sin previsión alguna, con estudios muy sesgados y dando como ahora se está demostrando “un salto en el vacío” extremadamente peligroso.
Se nos amenaza de cortes de gas, se lleva a las familias a la pobreza energética, por decisiones erróneas que debieran tener consecuencias políticas exigiendo responsabilidades.
Las llamadas élites de Bruselas, impone normas y leyes, sin comprobar las consecuencias y de repente resulta que el gas y la energía nuclear son energías verdes.
Hasta hace unos días no, pero ahora si, lo que deja su credibilidad totalmente bajo cero.
Claro que la utilización de la energía nuclear, es una solución, claro que el gas no es un problema, como tampoco lo son las modernas centrales de carbón que fueron modificadas para disminuir el control de sus emisiones con fuertes inversiones en las últimas décadas.
En la vida hay que medir muy bien la relación entre el beneficio y el riesgo, cosa que como vemos en la actual crisis energética, estos señores de la UE no han medido y se han dedicado a seguir el consejo de “gurús” cuyas predicciones nunca se cumplen.
En el aspecto social y de leyes, también los señores de la UE, antes claros defensores de la vida y de los derechos humanos de lo que presumían a todas horas, se están convirtiendo en un “esperpento” lamentable y vergonzoso.
Ahora, quieren convertir la muerte de un ser inocente, nada menos que en un derecho, es decir, convertir el aborto en un derecho, algo realmente incalificable.
Que decir, del famosos pasaporte COVID-19, un fracaso y un intento de control de la población contrario a derechos fundamentales de los propios ciudadanos de la UE y que aunque no se utiliza, han prolongado hasta julio del 2023.
Estos ejemplos, y otros muchos más, pueden ser detonantes a medio plazo del desmoronamiento del prestigio de la UE e incluso de seguir así, de su riesgo de desaparición.
La UE dirigida por burócratas y diputados muy bien pagados y fuera de la realidad, se puede convertir por su falta de gestión sentido común, verdad y dignidad, en un ente obsoleto y que puede ir camino del “achatarramiento”. Esperemos que todavía no sea tarde.