Los precios del combustible, la subida de precios de los hoteles, no está siendo un obstáculo insalvable, para un buen número de españoles que disfrutan de vacaciones y se mueven de su lugar de residencia.
Me parece, por supuesto, fenomenal porque el gasto que realizan, generará puestos de trabajo y por lo tanto riqueza y además, el poder viajar y salir de la rutina habitual, es positivo para el cuerpo y la mente.
Sin embargo, observo que una parte de esta sociedad, ha salido, dicho con todo respeto como “pollo sin cabeza”, como si no hubiera mañana, es comprensible máxime después de los absurdos confinamientos y medidas inconstitucionales.
Es curioso, que muchas de esta personas que ahora salen despavoridas de sus casas buscando las vacaciones, se mostraron silenciosos y obedientes, ante medidas absurdas y contrarias a la libertad y por supuesto al sentido común., tomadas por los diferentes gobiernos.
Todo ello, demuestra sin querer generalizar, que esta sociedad se ha convertido es una especie de “rebaño”, sin capacidad de criterio propio y mucho menos de crítica.
El “sálvese quién pueda”, se ha instalado en la sociedad y algunos, muy ufanos comentaran al retornar de vacaciones ante el vecino o el compañero de trabajo, que no podido salir de vacaciones, en que lugares han estado y todo lo que han hecho.
Todo queda muy “guay” para presumir, aunque luego tengamos dificultades para pagar el recibo de hipoteca, la matricula del colegio de los niños y el material escolar.
Ahora, todo queda soslayado: disfrutemos mientras aguante el cuerpo, piensa el personal, en un egoísmo absoluto.
Debiéramos de tener un poco más cuidado y pensar que muchas personas, lo están pasando mal, no llegan a fin de mes y no es oportuno ni digno, ir presumiendo de gastos superfluos, lo que no quiere decir que sea malo disfrutar de las vacaciones, pero también debiéramos dedicar algo de tiempo a meditar que somos realmente y a donde vamos, y de paso, exigir a nuestro gobernantes que no nos cuenten “milongas” y nos respeten intelectualmente.
El Presidente del Gobierno, sus Ministros y los máximos dirigentes de los partidos políticos de la oposición, si tuvieran algo de “rubor”, no se irían de vacaciones, se quedarían descansando en solidaridad con muchos ciudadanos sufrientes, que debido a la crisis generada por su incompetencia y de la UE, estamos padeciendo.
De momento, septiembre queda aún lejos, luego llegará el llanto por los excesos realizados. Una sociedad infantil e irresponsable.