Hay una tendencia muy peligrosa, no sólo en España, sino también en otros países y gobernantes de inmiscuirse en la vida de los ciudadanos.
Es una especie de revival del comunismo más light, pero no menos perversa. Se nos dice lo que tenemos que pensar, hacer, como tienen que ser nuestras familias, lo que es verdad o mentira, lo que tenemos que consumir y así sucesivamente.
Si alguien quiere salirse del guión, será señalado y será estigmatizado.
Ahora resulta, que se critica que el rey emérito, un anciano por querer ir a la exequias fúnebres de su prima la que fuera reina del Reino Unido de la Gran Bretaña.
Que se sepa, Don Juan Carlos, no tiene ninguna causa penal en España y puede hacer lo que crea conveniente en materia de movimientos.
Estamos llegando a la maldad máxima, resulta que el ex presidente de la Junta de Andalucía no debe entrar en la cárcel porque es muy mayor, tiene 76 años, y el rey D Juan Carlos con 84 años, no debe de moverse libremente máxime cuando no ha sido condenado por ningún Tribunal español.
La vara de medir de algunos personajes que van de modernos, es muy curiosa, se guardan la compasión para los suyos, cosa que me parece bien, porque no creo que con 76 años nadie tenga que entrar en la cárcel, salvo por suma peligrosidad; pero por otro lado, critican que una anciano que ha servido a España, pueda moverse libremente.
Es obvio que Don Juna Carlos, ha tenido conductas éticas y morales que dejan mucho que desear, pero es también obvio, que ha hecho grandes e impagables servicios a su país y ahora en el final de su vida se le quiere “crujir” mediáticamente por parte de “chiquilicuatres” vividores de la política.
Lo mismo que por compasión, no creo que José Antonio Griñan deba de ingresar en la cárcel, creo que tratar de impedir el libre movimiento del rey emérito es un acto más propio de los “gulag”.
Claro, que hablar de compasión, a una gran parte de la clase política es como sembrar tomates en pleno desierto.
Cuanta perversión moral y ética tenemos que soportar.