En la política de occidente se ha establecido una lucha entre los valores del bien y los valores que quieren destruir todo rastro de libertad y sensatez del ser humano.
Es una lucha, no cruenta que hay que parar, si no se quiere destruir la propia convivencia.
Se trata a través de normas y leyes absurdas y de la utilización del lenguaje, “enloquecer” al ser humano, dejarle sin capacidad de tener criterio propio y robarle de sus raíces, incluso de su familia.
Algunas leyes de genero van en ese sentido, también el continuo ataque a la familia y los valores que representa, por supuesto, también a las creencias religiosas y la implantación de una realidad falsa, que dicta como debe de ser, sentir y vivir el ser humano.
Los intentos de práctica equiparación de los animales con los seres humanos es otra brutalidad, que intenta precisamente quitar la racionalidad que como hombres o mujeres tenemos.
Es una ideología no política, pero utilizada por políticos, para en un proceso largo, llegar al objetivo final, que no es otro que el control sobre la población y el aislamiento del propio individuo.
Se merma también, la capacidad de crítica, estableciendo lo que se puede decir o no decir para ser bien visto, se destruye el debate social y científico y así unos pocos se convierten en dueños de los destinos del resto.
Es necesario que la sociedad se de cuenta de tal intención, porque de lo contrario en pocos años las futuras generaciones, se encontraran víctimas de una ideología perversa y sin capacidad ya de respuesta.