En este último día del año 2.022, nos ha dejado Benedicto XVI. Con el paso del tiempo aún más, será recordado como una de las mentes más claras de la Iglesia Católica de los siglos XX y XXI, un intelectual que transmitía bondad y seguridad en sus intervenciones y escritos, un hombre de Dios, no sujeto a los vaivenes de las modas y siempre lleno de dulzura y calidez humana.
Renunció al Pontificado, en un momento difícil de la Iglesia, quizá, porque se sentía sin fuerzas físicas para afrontar tantos retos en los momentos actuales, quizás, por otros motivos, pero siempre supo estar en un segundo plano desde que tomo tan valiente decisión llena de ejemplo.
Joseph Ratzinger, dominaba diez idiomas, y se le puede considerar como un sabio de sus tiempos, en una sociedad, tan carente de personas con sabiduría y bondad.
Fué también, un gran teólogo, muy conocedor de las diferentes corrientes que en este campo, han predominado en los últimos siglos, una persona de costumbres sencillas que cuando era Cardenal, paseaba por las calles de Roma, con sencillez a visitar a sus amigos.
Benedicto XVI, promulgo tres encíclicas: “Caritas in Veritate”, “Deus Caritas Est” y “Spe Salvi”.
En la encíclica “Caritas in Veritate”, el Papa Benedicto XVI, se refirió al desarrollo humano integral del hombre en la caridad y la verdad.
En la encíclica, “Deus Caritas Est”, nos hablo sobre el amor cristiano, recordando que Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en el.
En la encíclica “Spe Salvi” Benedicto XVI, se dirige a todos los fieles y nos habla sobre la esperanza cristina.
Su caudal de sabiduría y prudencia es un legado, imborrable, que permanecerá para siempre. DEP, un hombre de Dios.