DAVOS, EL GRAN ENEMIGO DE LA LIBERTAD

Otro magnifico articulo de un sabio de nuestros días como es D. Fernando del Pino-Salvo Sotelo, sobre la reunión anual de Davos, por su interés lo reproducimos.

 

 

La reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF) se parece cada vez más a la alfombra roja de Cannes, pero tras la apariencia de una feria de vanidades en la que cada uno ayuda al otro a sujetarse la careta resulta indudable que Davos tiene una inquietante agenda de poder global.

Fernando del Pino Calvo-Sotelo

20 de enero de 2023

La reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF) se parece cada vez más a la alfombra roja de Cannes, pero tras la apariencia de una feria de vanidades en la que cada uno ayuda al otro a sujetarse la careta resulta indudable que Davos tiene una inquietante agenda de poder global.

El formato del evento está diseñado para impresionar, aunque en realidad se trata de una obra de teatro con cinco tipos de personajes: las estrellas, las comparsas, los periodistas, las caras visibles de la organización y, finalmente, el poder globalista en la sombra, del que el WEF es uno de sus principales instrumentos.

Los personajes de la obra de teatro

Los organizadores eligen primero a las estrellas, unas pocas figuras de poder que hacen de cebo y que suelen ser políticos relevantes y multimillonarios, es decir, los Césares y Crasos de hoy.

Como polillas irremediablemente atraídas por su relumbrón, acuden las comparsas, que embellecerán sus plumas contando que se han codeado con los poderosos, aunque en la mayor parte de las ocasiones codearse sea exactamente eso: rozarse levemente el codo al cruzarse en un pasillo estrecho. Es el caso de la mayoría de los directivos de multinacionales, burócratas, ONGs, políticos de países poco importantes e intelectuales. Vanitas vanitatum.

La misma vanidad atrae a los periodistas, empujados también por su proverbial curiosidad y su fascinación por lo secreto. A ellos se les ofrece las migajas del poder, aunque su función real en la obra sea transmitir debidamente las consignas y proteger al poder en la sombra de toda publicidad negativa.

Las caras visibles de la organización son burócratas a los que no se exige necesariamente grandes conocimientos ni profundidad intelectual, pero sí otro tipo de talentos, y que, aunque tienen autoridad, no son la Autoridad.

Finalmente están los caballeros del poder oculto, no en balde la invisibilidad era lo que el Anillo Único de Tolkien otorgaba a su Portador. Sus miembros entran en escena canturreando la primera estrofa de una canción de mi admirado Freddie Mercury: Here we are/Born to be Kings/We are the Princes of the Universe. Hablaremos de ellos más adelante.

Davos es una convención numerosa que reúne alrededor de 2.600 personas. La mayoría de ellas son representantes de ricas empresas y fundaciones, aunque cerca del 10% son representantes de agencias de noticias y medios de comunicación, cifra que muestra la importancia conferida a los periodistas como transmisores de las pertinentes directrices.

Han sido participantes habituales los grandes censores globales (Google, Microsoft y Facebook), representantes de la ONU y la UE, unas pocas universidades anglosajonas (especialmente Harvard) y los poderes “filantrópicos” globales, especialmente Bill Gates (Fundación Bill & Melinda Gates, donante del WEF[1]) y George Soros (Open Society).

Por último, dos tercios de los participantes suelen proceder de EEUU y Europa, aunque las dictaduras árabes del Golfo Pérsico ostentan una representación desproporcionada respecto a su PIB[2], lo que implica una sugerente intimidad entre los principales productores de petróleo y los promotores del fraude del cambio climático.

La hipocresía de Davos

Una característica del Foro Económico Mundial es su hipocresía: “las reglas son para ti, no para mí”.  Por ejemplo, propugna la transparencia, pero ellos son los campeones de la opacidad. Con unos ingresos de 360 millones de francos suizos y una plantilla que roza las 800 personas, su Informe Anual no desglosa sus ingresos por donante ni tampoco sus gastos, de los que sólo dan un par de epígrafes sin mayor detalle[3]. Tampoco se encuentra ningún informe de auditoría independiente.

Asimismo, el mismo Foro Económico Mundial que tanto defiende al Estado como “stakeholder” y propone aumentar los impuestos es una entidad exenta que no paga impuesto alguno más allá de la seguridad social de sus empleados.

Hablan de diálogo, pero en sus reuniones nunca hay debate entre posiciones contrapuestas, sino la repetición constante de sus propios eslóganes. Asimismo, apoyan la censura de los medios y de los risiblemente llamados fact-checkers, posiblemente creados por ellos mismos. En realidad, Davos nunca ha sido un defensor de la libertad, término que Klaus Schwab apenas menciona en sus libros (y nunca defiende con claridad) mientras omite por completo la expresión “propiedad privada”.

El último ejercicio de hipocresía del Foro Económico Mundial tiene que ver con su tótem climático. En los menús de Davos no parece haber insectos ni hamburguesas sintéticas sino solomillo, pero el presidente de Siemens, consejero del WEF, tiene la desfachatez de proponer que 1.000 millones de personas dejen de comer carne para tener impacto en el clima[4]. Y sus asistentes no acuden en coche eléctrico o Troncomóvil, sino en una hipócrita marabunta de aviones privados “contaminantes”.

Un afán de dominio total

¿Quiénes son los que ostentan el poder en la sombra – o, más bien, en la penumbra?  Grosso modo, son personas e instituciones multimillonarias para quienes el dinero tiene ya una utilidad marginal decreciente (no así el poder) y a los que une su mesianismo, su complejo de dios, su megalomanía y un objetivo común: privar al hombre del don de la libertad, que desprecian al considerar que sólo ellos, los elegidos, seres superiores, saben lo que debe hacerse.

Políticamente el modelo con el que sueñan es mucho más cercano a China que a la democracia, a la que le reservan el papel de decidir sólo sobre bagatelas mientras las grandes líneas de pensamiento y acción son decididas por “la élite”. Así, en este movimiento globalista los políticos electos no pertenecen a la oficialidad sino a la tropa. No mandan; son mandados, pues quien aspira al dominio global no puede exponerse a público escrutinio ni rotar cada cuatro años. Como con razón resume Elon Musk (de los pocos que declinan la invitación a asistir a Davos), “el Foro Económico Mundial se está convirtiendo en un gobierno mundial no electo que el pueblo nunca pidió y que el pueblo no quiere”.

Al igual que Sauron, los forjadores de este Anillo Único globalista adolecen de la libido dominandi descrita por San Agustín en el s. V, es decir, de un lujurioso afán de dominación universal. Su voluntad de poder no conoce límites, pues su proyecto, como veremos, es ni más ni menos que una Nueva Creación en la que rivalizan con el mismo Dios. Sin embargo, a diferencia de Dios, no quieren un ser humano libre y capaz de amar, sino un siervo asustado que se limite a obedecer. Así, no ha sido casualidad la paulatina instauración de la Cultura del Miedo en las sociedades occidentales, como atestigua la histeria covid y el apocalipsis climático.

Debemos comprender que consideran hostil toda estructura de poder ajena a ellos. Por un lado, su vocación global hace que las organizaciones supranacionales no electas (como la ONU o la UE) sean su sistema de gobierno preferido y que el Estado-nación sea declarado enemigo, motivo por el que siempre caricaturizan el patriotismo como nacionalismo radical.

Por otro lado, declaran también la guerra a la familia, que para ellos es simplemente otra estructura de poder rival que protege a sus miembros y que entorpece su objetivo de aislar al individuo para controlarlo con mayor facilidad. Así se comprende el diabólico asedio de que está siendo objeto esta institución secular, una fortaleza cimentada en una fuerza que no controlan (el amor) y antaño considerada inexpugnable, pero que ahora se ve sometida al bombardeo constante de la incitación a la lucha entre sexos y la perversa ideología de género mientras sus murallas son minadas por la falta de compromiso (concubinato, divorcio exprés, aborto, etc.).

Finalmente, consideran la creencia en Dios y la religión (especialmente el cristianismo) otra estructura de poder hostil, algo natural dado su ateísmo militante, residual en la población en general en EEUU y muy minoritario en Europa[5] pero claramente mayoritario en este grupo de poder, punto relevante que suele pasarse por alto.

La subversión antropológica del Great Reset

Siendo absolutamente real la prosaica agenda de poder anteriormente descrita, conviene detenerse en el trasfondo de la batalla que se está planteando, que es de naturaleza antropológica. En efecto, el objetivo de los nuevos dioses es recrear el mundo según sus distópicos delirios.

Para lograrlo, su estrategia pasa primero por deconstruir al ser humano para más tarde reconstruirlo. La desconstrucción se logra desdibujando las referencias morales y antropológicas que constituyen su verdadero centro de gravedad, de modo que, debilitado y sin brújula, pueda convertirse en una marioneta desmadejada. De este modo, más allá de los liberticidas cambios sociales, políticos y económicos que proponen, éste es en realidad su Great Reset: una Nueva Creación con un Nuevo Hombre, un clon obediente y amoral, un siervo callado y sumiso, sin voz ni voto, al que se le dirá lo que tiene que hacer.

Como es natural, esta distopía, presentada al desnudo, resulta muy poco atractiva, por lo que para “atraerlos a todos y atarlos a las tinieblas” necesitan utilizar la mentira prometiendo lo aparentemente más opuesto a la servidumbre: el Homo Deus, el hombre-dios. Esto explica la paulatina imposición del cientificismo en las sociedades occidentales que ha trasformado a la Ciencia (o, mejor dicho, a la pretensión de ciencia) en un ídolo que permitirá al hombre convertirse en Dios, conocer el futuro y dominar la vida y la muerte, motivo por el que se ocultan sistemáticamente las enormes limitaciones del conocimiento humano (en el clima, la ciencia o la medicina).

El siguiente paso es el transhumanismo que promete la superación mediante la tecnología de las mencionadas limitaciones humanas (físicas y mentales), lo que explica la campaña mediática lanzada para que permee como lluvia fina y pertinaz la quimera del inminente descubrimiento del secreto de la longevidad e inmortalidad, reflejo de una soberbia que se rebela frente al límite infranqueable de la muerte.

Una amenaza real a la libertad

La estrategia de quienes manejan los hilos del Foro Económico Mundial es el fait accompli, el hecho consumado. Nadie ha debatido ni votado la Agenda 2030, ni el pasaporte covid, ni la ideología de género, ni el suicidio económico del fraude climático, ni la censura mediática, ni la reducción de la población mundial a toda costa. Estas “ideas” simplemente aparecieron un día como por ensalmo, se adueñaron de los medios y se impusieron como pensamiento único.

Quizá el caso más paradigmático sea la UE, laboratorio por excelencia del globalismo, cuya sedicente “élite”, que no responde ante nadie y que actúa con creciente despotismo, la convierte en el entorno idóneo para promover estos programas de hechos consumados.

Sin embargo, a pesar del poder evidente del que hacen ostentación, no podemos caer en el derrotismo. El mal intenta intimidar aparentando omnipotencia cuando en realidad esconde una radical impotencia, pues sabe que puede ganar batallas, pero que siempre perderá la guerra. Dicho eso, ¿cuál es la mejor forma de combatirlo?

Dada su preferencia por el secreto y la censura, lo que debemos hacer es señalarlo con el dedo, ponerlo bajo el foco para disipar la oscuridad que lo protege y alzar la voz para romper el silencio que impone, desnudándolo de todo disfraz seductor y privándole hasta de sus perfumes para mostrarlo en toda su fealdad y en toda su hediondez.

El Foro Económico Mundial y los poderes que lo mueven están convirtiéndose en una parodia de sí mismos y fracasarán en su intento de dominación global conforme sus siniestros y disparatados delirios aparezcan abiertamente como lo que son. Pero, mientras tanto, debemos tener claro que nos encontramos ante la mayor amenaza a la libertad y a la verdad desde los totalitarismos nazi y comunista del siglo pasado.

 

LA ESTAFA DE DAVOS

Extraordinario artículo de Jesús Cacho, en el digital VOZPOPULI, recogiendo la realidad actual del Foro de Davos, visto desde cerca. Por su interés lo reproducimos.

Desde Zúrich, un cómodo tren que va reptando faldas arriba de los Alpes termina depositando al viajero en Davos tras dejar atrás Klosters, otra famosa estación de esquí convertida en lugar de vacaciones invernales de la familia real británica. Davos, en el cantón de los Grisones, es uno de esos idílicos pueblos alpinos donde un café cuesta un riñón, donde una habitación de hotel reclama una fortuna y donde es obligado caminar con tiento por sus calles heladas si uno no quiere romperse la crisma víctima de un resbalón. Durante cuatro años viajé a Davos como enviado de un diario madrileño para seguir el World Economic Forum (WEF) sin apenas asomar la nariz fuera del edificio donde se realizan las sesiones. A resguardo del frío reinante, el gran caserón es un enjambre de gentes que vienen y van, suben y bajan escaleras, entran y sale de salones y aulas, en una especie de enloquecido frenesí sin aparente orden ni concierto. Allí primeros ministros se cruzan con presidentes de multinacionales, gente que deambula con aire despistado en busca del mitin o la mesa redonda donde la organización les ha pedido que intervengan. Salvada la sorpresa que el primer día produce tropezarse con figuras de relieve mundial a quienes habitualmente conocemos por la tele, uno cae pronto en la cuenta de que el gran aquelarre de Davos no pasa de ser una especie de feria de vanidades, gran teatrillo del mundo, cáscara vacía de contenido, rada rebosante de lugares comunes, incluso de tópicos (sobre economía, pero también sobre política y todo lo demás), porque sorprendentemente allí muy rara vez se oye una idea verdaderamente nueva, trabajada, de impacto.

Me sorprendió que la organización fijara el tema de debate del próximo WEF con un año de antelación, justo al finalizar cada reunión anual, con lo que las posibilidades de que el asunto elegido resulte opacado por lo acontecido a lo largo de los meses o suene irrelevante son demasiadas. Los periodistas se nutren de los cientos de comunicados que se amontonan en la gran sala de prensa sita en el sótano del edificio, y de la confidencia que algún político o empresario de su propio país le suelta, despistado, en pleno pasillo. De modo que uno se pregunta enseguida dónde está el misterio, por qué designio divino los ricos de este mundo y la gente con mando en plaza se toman la molestia de reunirse cada mes de enero en semejante lugar frío e inhóspito, cuál es la clave, que razón explica la peregrinación anual a esta Meca suiza cubierta de nieve, más allá de tirar sin piedad durante un par de días de la American Express de la empresa, porque paga la empresa, y de echar un polvo con alguna de las putas rusas de superlujo que durante esos días pueblan Davos. Sí, tratan de convencerte de que aquí la gente importante hace negocios, fija estrategias, establece vínculos, y lo hace fuera de la sede del WEF, en cenas privadas en carísimos restaurantes, de que aquí un CEO puede ver a cuatro o cinco colegas el mismo día sin necesidad de perder el culo viajando de una esquina a otra del planeta, y es posible que así sea, pero eso también puede hacerse desde hace mucho tiempo, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, sin necesidad de pulirse 20.000 dólares de una sentada.  

Total que, tras un par de días en “La Montaña Mágica” de Mann, la gente emprende el regreso a Zúrich en busca de alguno de los aeropuertos que dan servicio a Davos y en los que este año se han apiñado cerca de 1.100 aviones privados en una auténtica orgía de CO2 de la que son culpables unos señores en apariencia muy concernidos por los acuciantes problemas planteados por el cambio climático. A Zúrich vuelven también periodistas, putas y oportunistas, esos altos ejecutivos sin trabajo, todos muy Harvard, todos con un inglés magnífico, dispuestos a gastarse parte de sus ahorros para poder gozar de la oportunidad de cruzarse en los pasillos del WEF con el chairman de una multinacional al que tal vez, quién sabe, podría ser, poder engatusar. Unos y otros, poderosos y prostitutas, plumillas y ‘wannabes’, vuelven a su lugar de origen con la cabeza caliente y los pies fríos, sin ninguna idea novedosa, potente, noble o crítica que llevarse a la boca o al alma. Notas de prensa. Un montón de lugares comunes, las alforjas llenas de ideas sobadas, tan gastadas que da vergüenza ajena volver a escucharlas como mercancía nueva en tan carísimo expositor de la pompa y vanidad de este perro mundo. A nadie parece importarle el fiasco, nadie parece concernido por este gigantesco tocomocho. El show must go on para que el doctor Klaus Schwab y su familia puedan seguir facturando y engordando su cuenta corriente.

Unos y otros, poderosos y prostitutas, plumillas y ‘wannabes’, vuelven a su lugar de origen con la cabeza caliente y los pies fríos, sin ninguna idea novedosa, potente, noble o crítica que llevarse a la boca o al alma

Porque quien siempre gana es el tal Schwab, quien hace caja es Schwab, dueño de un imperio que le permite codearse con los grandes de la política y las finanzas mundiales. Acusado de simpatías nazis en su primera juventud, este octogenario alemán se ha convertido en uno de los tipos más influyentes del planeta en virtud de su prodigiosa agenda de contactos. La membresía al WEF cuesta unos 80.000 dólares anuales que gustosamente pagan un montón de personajes con el dinero de unas empresas de las que no son dueños sino simples ejecutivos. La familia Schwab ha creado un imperio económico que ahora, después de la pandemia, quiere también convertir en político. Porque hay dos WEF o dos etapas bien diferenciadas, la de antes y la de después de la crisis de la covid. El Davos de las primeras décadas fue el escenario donde lució sus mejores galas ese capitalismo dispuesto a emprender, hacer negocios, cruzar contratos, y contribuir decisivamente a rescatar cada año a millones de personas en todo el mundo de la pobreza extrema mediante la creación de riqueza, en una demostración apabullante del triunfo de la libre iniciativa sobre ese socialismo, llámese comunismo, llámalo hache, forjador de miseria sin compasión en todo tiempo y lugar. 

Y hay un Davos podrido, un Davos rendido, un Davos donde aquel capitalismo convertido en santo y seña de las democracias liberales parlamentarias ha entregado la cuchara, se ha rendido a la socialdemocracia menguante y a esa corriente basura en la que hace ya tiempo se emboscó el viejo comunismo derrotado tras la caída de la URSS, el mundo al revés de lo ‘woke’, el cambio climático, las ideologías de género, el feminismo ultra… todas ese pensamiento débil que aspira a ahogar al mundo libre y al que hoy rinde pleitesía desde universidades antaño prestigiosas hasta grandes multinacionales, empresas de todos los tamaños y sectores dirigidas por gentes cuya primera preocupación no parece estar centrada en cuidar de la acción y retribuir adecuadamente al accionista, sino en ser bien tratados y retratados por esos ‘media’ convertidos en punta de lanza de tamaño detritus ideológico. Se lamentaba estos días Martin Wolf, responsable de la famosa Lex Column del FT, de que no lucieran palmito este año en Davos los oligarcas rusos y chinos, no hubiera millonarios rusos ni chinos en el WEF, protagonistas de esa economía centralizada que ha hecho inmensamente rica a una pequeña elite en la cúspide del aparato a costa de esclavizar a muchos millones de personas, y ese lamento en tipo tan emblemático es el mejor retrato de este Davos degradado que en mayo pasado, durante la reunión extraordinaria que celebró el WEF, fue capaz de elevar a los altares como gran timonel económico y político mundial a Xi Jinping​,  secretario general del Comité Central del Partido Comunista chino. 

El líder comunista chino jaleado en el mismo Davos donde Friedrich Hayek creó a finales de los cuarenta la Mont Pelerin Society, un grupo de pensamiento centrado en la necesidad de preservar los valores de la libre empresa, también los derechos humanos, de la acción disolvente de ideologías relativistas y totalitarias, y en la que junto a Hayek (“Camino de servidumbre”) colaboró gente como Milton Friedman, Ludwig Erhard, Karl Popper, Von Mises y algunos más, todos de la misma talla intelectual y humana. “No le iría nada mal un poco de comunismo al capitalismo” ha dicho el jeta de Schwab, un tipo cuyo protagonismo no se entendería sin el apoyo activo de un ramillete de supermillonarios yanquis tipo Soros, Gates y otros del mismo pelaje, gente que se ha hecho inmensamente rica gracias a la libertad de emprender inherente al capitalismo y que ahora parece empeñada en negar a otros la posibilidad de enriquecerse que ellos tuvieron, porque su modelo de sociedad ya no está regido por la libertad sino por el control social, una sociedad que debe renunciar a la idea del crecimiento constante (y su correlativa búsqueda del beneficio) en favor de un “crecimiento sostenible” (o simple decrecimiento) con empresas que produzcan lo que ellos digan, porque ya no se trata tanto de ganar dinero como de hacer feliz a las pobres gentes de este perro mundo que sin nosotros, los ricachones socialdemócratas, sería un infierno.

“No le iría nada mal un poco de comunismo al capitalismo” ha dicho el jeta de Schwab, un tipo cuyo protagonismo no se entendería sin el apoyo activo de un ramillete de supermillonarios yanquis tipo Soros, Gates y otros del mismo pelaje

A un nivel muy local, bastante miserable y francamente zafio, la mejor representación de la degradación de Davos ha sido el protagonismo que, según sus voceros, ha tenido este año el gran Pedro Sánchez, un figurín convertido en rey del tablao alpino, una especie de Danny Zuko en Grease, un tipo que no ha tenido empacho en utilizar la plataforma suiza para atizarle a la oposición española, su única auténtica especialidad.  Campanudo as usual, Sánchez ha recitado ante las elites en Davos que “el sistema no es justo” y que hay que poner remedio a semejante anomalía. Que tú seas, Pedro, presidente del Gobierno de España es, en efecto, la mejor demostración de que el sistema no es justo. Tipos como Sánchez representan a la perfección todo lo que de farsa ideológica e intelectual tiene hoy el WEF. La estafa de Davos.

 

EL “QATERGATE” SE EXTIENDE COMO UNA MANCHA DE ACEITE

El llamado caso “Qatergate”, el escándalo del Parlamento Europeo, que afecta a cada vez mayor número de diputados y amenaza por dejar en una situación crítica la credibilidad de la propia institución, parece que tiene diferentes derivadas.

Se empieza a entender, como en tanto temas, el Parlamento Europeo, ha votado aparentemente en contra de los intereses de los propios países de la UE.

Esto parece ser obvio en mucho tema, principalmente en el campo agrícola, beneficiando a Marruecos de manera ostensible.

OK DIARIO, publica hoy que al parecer, un video muestra a los cabecillas de la trama llamada “Qatergate”, Eva Karili, ahora en prisión y Marc Tariabella, hablando y supuestamente dando indicaciones al diputados socialista, López Aguilar, antes de la votación que aprobó por 42 votos a favor y 16 en contra la exención de visados a los ciudadanos de Qatar. Se da la circunstancia que tanto Karili como Tarabella, no eran miembros de la Comisión que tenia potestad al respecto, lo que levanta aún más las sospechas de otras ramificaciones.

El fondo de la cuestión tanto en este asunto, es que se abre la sospecha, de que pueden haber existido en muchos temas este tipo de prácticas, lo que convertiría al Parlamento Europeo es una especie de “ciénaga”, donde se aprueban cuestiones muy controvertidas.

El mero ejemplo de la adquisición de vacunas, por parte dela Comisión Europea, debiera de estar también en el fondo de cualquier investigación, por su falta de información al Parlamento, con contratos con tachones sin que el Parlamento reaccione de ninguna manera.

La pregunta ahora, es si la Justicia tendrá fuerzas e independencia suficiente para investigar todo, o por el contrario el déficit democrático de las instituciones europeas se acabará imponiendo y echando tierra sobre el asunto.  

EL FORO DE DAVOS EN PÁNICO

El Foro de Davos, ha entrado en pánico y puede estar acabado, lo que sería una gran noticia para la humanidad.

Los máximo dirigentes de este Foro, están aterrados porque se acabó el globalismo, porque ni Rusia, ni China ni India ha enviado a nadie representativo y porque las resistencias empiezan a ser cada vez más importantes en todos los sentidos.

El canciller Sholtz es el personaje más importante que ha viajado a Davos a nivel de países, lo que demuestra que Davos, se esta convirtiendo en una replica de esta Europa decadente, endeudada y sin criterios morales.

Davos, ya no representa la globalización sino a los intereses de los dirigentes de la UE, del Partido Demócrata norteamericano, cada vez mas reducido a pesar de lo que quieran contar en Europa.

El globalismo, como quieren esta élites lamentables, esta prácticamente muerto y creo que los ciudadanos debemos de empujar para que las ideas totalitarias sean desterradas.  

Davos, es víctima de su propia incompetencia y de su avidez por el enriquecimiento de unos pocos y sobre todo por su falta de respeto a las libertades y los derechos.

Cada vez reciben más criticas, cada vez son más cuestionados, por fin, se abre el camino de la libertad y del bien, porque las agenda de Davos, era un agenda contra la libertad del ser humano y por lo tanto una agenda casi criminal.

SIMILITUDES CON EL VIEJO COMUNISMO

Cada vez hay más similitudes entre el comunismo que se vivió en la Unión Soviética o ahora en China y la sociedad que unos pocos pero poderosos tratan de imponer a nivel mundial.

En primer lugar, tratan de reducir la existencia humana al materialismo, por otro lado, se trata de hacer desaparecer de la vida pública y privada, la existencia de Dios, hacer desaparecer también la privacidad de los individuos, sometiendo a un control de las personas, ahora a través de medios tecnológicos, antes se hacia en los países comunistas de forma física, con informadores en todos los edificios.

Otra característica moderna del nuevo comunismo, bajo apariencia liberal, es el control del pensamiento, persiguiendo cualquier voz disidente que nos sea coincidente con los intereses de las nuevas élites.

En realidad, se está produciendo una asimilación de ideas comunistas, ya desechadas, utilizando otros métodos y con una mezcla de apariencia liberal, como maquillaje.

Otra de las características de los ciudadanos que han vivido el comunismo, es el factor del miedo.

El miedo, es utilizado como se ha visto en la pandemia como pretexto de sometimiento y como elemento para aislar al ser humano de sus semejantes, impidiendo su relación social.

La libertada, será el elemento más valorado en poco tiempo, y los ciudadano debemos estar alerta de todo intento de control a través de la mentira.

“NO TENGAIS MIEDO”

Una sociedad sin ideas ni valores, o mejor dicho, con las únicas ideas que quiere una supuesta élite política, que no es tal, pero que atemoriza a quién se sale del carril, es lo que parecen querer algunos.

¿Por qué el PP, tiene miedo a presentar una batalla cultural, en un momento crítico para España?

La respuesta puede estar, en la falta de valores de algunos de sus dirigentes minoritarios, mientras quela mayoría, los que tienen esos valores, se quedan atemorizados.

España, no necesita sólo ser bien administrada, que por supuesto lo necesita, sino abrir las puertas y las ventanas a la libertad de pensamiento y por supuesto, un cambio radical en la forma de hacer política.

Me da la impresión, aunque hay que dar un tiempo, que el señor Feijoo, aspira a ser un buen administrador, lo que no es poco, pero no a comprometerse en una batalla por los valores y por el cambio en aspectos fundamentales.

Es decir, lisa y llanamente, no parece querer “mojarse”, pues parece tener miedo a ser tachado de “retrogrado”, no dándose cuenta que haga lo que haga, se lo llamaran.

Los votos no son nada más que de los ciudadanos que los prestan, y si una parte, se ve huérfana de representación, acabará por marcharse a otra alternativa o quedándose en casa.

El mundo ha cambiado muy rápidamente y ahora estamos en la batalla de las ideas y si el PP no quiere dar esa batalla, puede verse sumido en un grave problema.

Para hacer una tortilla, hay que romper huevos y la actual dirección del PP, parece querer pasar de puntillas sobre los problemas de fondo, no quiere disgustar a nadie, pero acaban disgustando a todos.

Si gana supuestamente quinientos mil votos de la izquierda y los pierde por la derecha, acabará creando desafección.

Quiero ser optimista, pero de verdad los señores de la alternativa salvo excepciones como la señora Díaz Ayuso, no dan muchos motivos para la esperanza en estos momentos y bien que me gustaría equivocarme.

EL “SARAO” DEL FORO DE DAVOS

Ya están reunidos algunos de los más poderosos del mundo, en el llamado Foro de Davos, una pequeña localidad suiza enclavada en el corazón de los Alpes y considerada como la ciudad situada a más altitud.

Allí desde principio de los años noventa, se reúnen algunos de los más poderosos del mundo, que no más inteligentes y sensatos, como sus habituales recomendaciones demuestran.

Estos personajes, no representan a nadie, sólo a si mismo y a sus propios intereses, que en general, no son coincidentes con los de la mayoría de la población mundial.

Inundan los parking de los pequeños aeropuertos cercanos, con sus Jets de última generación, mostrando al mundo su poderío y desfachatez, para luego recomendar las cosas más absurdas que pueda un ser humano sensato escuchar.

Estos personajes, casi todos, seguro que hay alguna excepción, les importa el bienestar de las personas con perdón “un pimiento”, ello se demuestra que cada vez las cosas en materia económica y social van peor y sobre todo en materia de libertades y derechos humanos.

Sin embargo, tenemos a gran parte de los dirigentes de medio mundo, que como “marionetas” se prestan a pasar unos pocos días a costa del erario público, alternando con estos personajes poderosos.

Es como, si fueran a recibir instrucciones, para luego seguir aparentemente beneficiando los intereses de unos pocos.

Algunos de estos personajes, controlan indirectamente o directamente muchos medios de comunicación y por lo tanto apenas podrán encontrar crítica u objeción alguna.

Los últimos años, esta serie de personajes a través de sus terminales de poder, están arruinando los países aumentando la deuda pública de la mayoría, luego dirán, que es necesario un “reseteo”, que el dinero no vale y nada y que hay que experimentar con otra cosa.

En realidad, queriéndolo o no, estos personajes son los principales enemigos de las clases medias y trabajadoras, porque aspiran a dejarnos sin blanca y luego darnos una “paguita” universal, siempre y cuando respetemos sus normas.

Espero que algún día, próximo a la sociedad reaccione y quite a estos señores tanto poder y tanto consejo, que por cierto, ellos no se aplican.      

QUIEREN BORRAR LA CAPACIDAD DE SER HUMANO PARA PENSAR Y DECIDIR

¿A quién puede molestar que se pueda ofrecer libremente a una persona que quiera abortar, escuchar el latido de su corazón, para que sea consciente del acto que va a realizar?.

Vivimos tiempos, es lo que unos pocos, pero poderosos, están empeñados, en acabar con el pensamiento libre e individual, prefieren una sociedad “pastueña”, sometida a modas y a normas, algunas perniciosas y manipuladoras, contrarias a la libertad de las personas, aunque traten de decir lo contrario.

El control social, es una de las mayores amenazas, que tiene hoy la humanidad.

El acabar con el pensamiento y la razón es un objetivo de las nuevas élites, algunas de las cuales, se reúnen estos días en Davos, después de bloquear los aeropuertos de la zona con sus aviones ejecutivos.

Nos quieren marcar como pensar, como ser, como actuar, que tenemos que comer, y por supuesto ellos tienen que saber que hacemos y donde estamos.

Todo esta encadenado, el Foro de Davos, no aporta nada intelectualmente, entre otras cosas porque no hay nadie intelectual que se preste a participar en semejante “sarao”, por cierto y muy importante, no elegido por nadie.

Por lo tanto, volviendo a el derecho a informar, me parece fenomenal que se informe de las consecuencias que supone un aborto y después que cada persona asuma las consecuencias ante su conciencia y no, lo que se pretende por el globalismo y su terminales mediáticas y sociales.

Quieren borrar la capacidad mental del ser humano y sus ansias de libertad, ni más ni menos, por mucho que intenten disfrazarlo.

CUANDO SE ROMPE EL PRINCIPIO BÁSICO DE IGUALDAD ANTE LA LEY

El Rey Emérito, cumplió ayer 85 años, una personas llena de dificultades para caminar y con achaques lógicos a su edad.

Me pregunto que democracia en esta que vivimos en la que los que tiene delitos de sangre, son recibidos en multitud, se les permita acercarse a las cárceles del País Vasco y a D. Juan Carlos, una persona cargada de años, parece que no gusta que vuelva a su país y tenga que vivir a miles de kilómetros de su casa.

No comparto la forma de vida que ha tenido D. Juan Carlos y algunas de sus actuaciones, no tienen justificación posible, pero hoy por hoy es un hombre libre, que en medio de cosas mal hechas, ha tenido también grandes servicios a su país y no reconocerlo es injusto.

Si D. Juan Carlos, fallece por casualidad en el extranjero, me pregunto quien asumiría tal responsabilidad, en un país en el que se legisla a la carta para que unos señores que dieron un golpe de Estado, salgan a la calle y encima no tengan responsabilidad alguna y puedan comparecer en las próximas elecciones.

En este país la democracia esta en una situación muy grave, porque se está rompiendo un principio básico y fundamental: la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y eso es obvio que no se está produciendo.

Esto se asemeja cada vez más a una democracia simulada, que a una democracia real. Espero que la cuesta de enero y este año la febrero, saque del letargo de una vez por todas, a los ciudadanos y reaccionen ante tanto desvarió político y moral.        

UNA SOCIEDAD MUERTA QUE NO ES CONSCIENTE DE ELLO

Los europeos, estamos dormidos anestesiados moralmente e informativamente por una gran parte de los medios de comunicación y atolondrados por los llamados estados de bienestar, que más bien son ya, estados de deuda y subsidios.

La sociedad europeas, como tal está muerta y no es consciente de ello.

¿Donde están las manifestaciones contra la guerra de Ucrania?.

Aquella juventud de los sesenta, no era perfecta, pero tenía un sentido mayor que la actual, de decencia y realizaba grandes concentraciones pidiendo la paz en guerra del Vietnam.

Ahora, anestesiados como niños mal criados, gran parte de los jóvenes y no tan jóvenes, sólo piensan en el disfrute del momento, del “botellón” del fin de semana, de la paga cómoda de su padres para sacar un billete “low costa” y aprovechar el próximo puente, no parece importar el futuro, ni tan siquiera la paz a la puertas de casa, sólo importa lo propio, en un egoísmo digno de estudio.

Tenemos una guerra en Europa, como todas las guerras injusta, en la que mueren jóvenes de ambos lados que no debieran morir, mientras una corte de políticos en Moscú, Kiev, Bruselas y Washington, no muestran la mínima compasión ni el mínimo interés de parar tanto desastre, tanto daño, tanta maldad.

Mientras, unos y otros, dicen que hay que gastar más dinero en armamento, que los ciudadanos debemos de padecer sacrificios, todo, por sus intereses y caprichos, mientras, se firman contratos de armamento millonarios.

Inmorales, sin criterio, indecentes políticamente hablando, todos ellos debieran sentirse avergonzados, pero no; todavía tenemos que aguantar sus declaraciones absurdas por parte de políticos sin ética ni compasión, pero casi todos con una boyante cuenta corriente.

Lo dicho, todo fruto de una sociedad que esta muerta y no es consciente de ello.