La vida política española es una especie de ciénaga, donde hace años se perdió la vergüenza y la dignidad en términos generales, salvo algunas excepciones.
La mentira y la manipulación mediática se ha apoderado del relato y el relativismo es la forma habitual de conducta.
La denuncia realizada por COVITE, de que Bildu, el partido coaligado del señor Sánchez en el Congreso, presenta 44 personas condenadas por terrorismo, 7 con delitos de sangre, de los que no se han arrepentido, se demuestra, que la democracia española esta al borde del abismo, por falta de ética, ejemplo y verdad.
Cuando días pasados, el señor Rodríguez Zapatero, venía a decir ,de que todo este proceso de Bildu había merecido la pena, pues ya no hay terrorismo, cualquier observador puede darse cuenta, que en realidad el chantaje de ETA a través del asesinato, ha dado resultado a los terroristas, para ahora aparecer con “lideres” políticos plenamente democráticos.
El que participen en la vida política estos personajes, no es un éxito como nos quieren hacer creer, sino una perversión, porque su participación en las instituciones no es fruto de un arrepentimiento sincero y claro, sino de una nueva estrategia para debilitar al Estado y conseguir sus objetivos.
Con el “diablo” no se puede pactar, ni negociar, sino combatir con todas las fuerzas.
Cuando las víctimas no tienen consuelo, cuando se mira hacia otro lado, cuando se recibe en los pueblos, a los terroristas como supuestos héroes, se es de alguna manera, cómplice del mal y colaborador indirecto con un proceso muy perjudicial para la convivencia.
La vida política española debe de regenerarse éticamente y para ello se necesitan personas honestas, valientes y con dignidad, capaces de decir a los ciudadanos la verdad y sólo la verdad, aunque nos duela.