SIN RESPETO A LAS LEYES NO PUEDE HABER MULTICULTURALIDAD

Hace muchos años, que diferentes personalidades de la vida social de Francia y sociólogos, vienen advirtiendo los graves problemas de convivencia que se podía generar en Francia, debido a la difícil integración social de muchos inmigrantes, la mayoría de ellos del Magreb.

Las diferencias sociales, pero sobre todos culturales y religiosas, son un muro muy difícil de saltar, para muchos de estos colectivos, que no aceptan, la forma de vivir occidental.

El tema es de suma complejidad, máxime, cuando el problema se ha agudizado por la desestructuración familiar, que aboca a muchos jóvenes a vivir en la soledad, sin cimientos firmes, sin recibir educación en sus casas y con una enseñanza que ha fracasado.

Obviar que el problema religioso, es también en algunos casos un elemento que divide es engañarse, aunque no debiera de ser así y se hace de todo ello una especie de “bomba social”.

Las políticas de la UE de los últimos treinta años, han sido un fracaso, porque no se ha sabido frenar el flujo de inmigrantes de forma descontrolada y no se ha hecho lo suficiente para que los países de estos inmigrantes, tuvieran el desarrollo suficiente para ofrecerles una vida digna.

La “progresía”, mira hacia otro lado y el resto de la sociedad también, porque, enseguida se puede calificar a aquellos que quieran ordenar las cosas de racistas.

Los españoles, los italianos, los portugueses, hemos sido pueblos inmigrantes, pero siempre, nos hemos adaptado a la realidad social de cada país, lo mismo que ocurre en España, con la colonias procedentes de los países Iberoamérica y del este de Europa.

El problema, es cultural, religioso y sólo desde la exigencia de que se cumplan las leyes europeas y se ordene el proceso inmigratorio, se puede solucionar.

La multiculturalidad es buena, pero siempre que se respete la ley y el derecho de todos, si no se respeta, no puede haber convivencia y el fracaso está asegurado.