La profunda crisis social y política que vive España, tiene especial reflejo en una crisis Constitucional de difícil solución.
La Constitución, bien intencionada de la concordia, ha sido destrozada en el transcurrir del tiempo por la deslealtad de los partido nacionalistas y la inacción de los dos grandes partidos nacionales.
La creación del “monstruo” de la autonomías, sólo podía funcionar desde la lealtad a la ley y por supuesto a la Constitución, sin embargo, las herramientas dadas a las autonomías, sólo han servido para crear un entramado de intereses y gastos y un poder paralelo que reta al del propio Estado.
Empezando por la televisiones autonómicas, la educación, la seguridad ciudadana y algunas más, que ha servido de arietes para crear identidades falsas y sentimientos falsos y egoístas y para manipular la opinión publica de ciertas autonomías.
La Constitución, ha fracasado, porque no se ha respetado ni su letra ni su espíritu y ya no sirve y viendo los recientes resultados electorales, ahora vemos que unos pocos, muy pocos, sin escrúpulos, imponen al resto, la medicina de la destrucción.
No se si a la Constitución la faltan mecanismos para frenar el desvarío o realmente ha sido la clase política que por su falta de ética y respeto, ha hecho, que un instrumento hecho para la concordia, haya creado la división.
La realidad, es que Cataluña y el País Vasco, son dos entes extraños para el resto de la sociedad española, cada vez se parecen menos y caminan hacia un destino desconocido como sociedad, mal asunto para la convivencia y la paz.