La compra de casi el diez por ciento del capital de Telefónica por un fondo dependiente directamente de Arabia Saudí, es una un asunto que “huele muy mal”.
Una empresa como Telefónica, de carácter estratégico, con miles de pequeños accionistas ahorradores, no puede tener en su capital cómo accionista importante a una país como Arabia Saudí, con fuertes lazos con China en estos momentos y dirigido por auténticos sátrapas, que no respetan los más mínimos derechos humanos.
Este asunto “huele mal”, porque nadie se cree que el Gobierno de España, no tuviera conocimiento de ello hasta minutos antes de realizar la operación.
Arabia Saudí, la monarquía que controla todo en aquel país, no puede ser quién tenga un protagonismo en el futuro de una empresa, que afecta a la seguridad nacional.
El fondo que controla Saudí Telecom, está presidido según diferentes medios por el Príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, al que se relacionó en la responsabilidad de la desaparición de periodista Jamal Kashoggi en Turquía, cuando entró en la delegación diplomática, como las cámaras de seguridad recogieron.
La gravedad del asunto, puede estar en la información que recoge VOZPOPULI, en el sentido que el Gobierno de España, en los últimos días de legislatura, eliminó con un decreto, las facultades que el Gobierno podía utilizar para frenar este tipo de operaciones.
Si ello fuera así, el asunto sería de extrema gravedad, porque pudiera suponer que el Gobierno conocía dícha inversión.
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