No me extraña nada, que el lema del Foro de Davos de este año, sea: “Reconstruir la confianza”.
La credibilidad de los organizadores y de muchos de los que allí asisten, esta por los suelos, es más, son conscientes que sus mentiras, sólo las podrán implementar de manera dictatorial.
Por todo ello, la llegada de Javier Milei e Presidente de Argentina a Davos, ha sido una bocanada de aire fresco, porque a muchos de los personajes que allí estaban les puso ante sus propias miserias.
No es que las intervención de Javier Milei, fuera una medicina poco menos que milagrosa, sin duda, el discurso de Milei tiene también sus puntos que pueden ser discutibles, pero en los fundamental, el mensaje del Presidente de Argentina ha sido un “aldabonazo” a las conciencias y al sentido común, de los que amamos la libertad, sobre todo, por dos aspectos fundamentales de su intervención, como fueron la férrea defensa del derecho a la vida y a la libertad de los seres humanos.
Son dos vigas maestras, que debieran ser defendidas por los llamados partidos de centro derecha y parecen haberse olvidado de ello, lo que les hace ser “marionetas” en manos de una izquierda, que como muy bien denuncio Milei, se ha disfrazado de ecologismo, de enfrentamiento entre el hombre y la mujer, en la defensa del aborto y la eutanasia; en definitiva, ante su fracaso económico, persigue el colectivismo través de una falsa igualdad, mientras que unos pocos, cada vez más poderosos, se inmiscuyen en nuestras vidas, con continuas normas, de cómo tener que pensar, ser y actuar.
Javier Milei, no lo duden, será combatido por esta élites, que llegaron a los aeropuertos cercanos a Davos en Jet ejecutivos, mientras el mandatario de Argentina, llegó en vuelo regular, en medio del aplauso de los pasajeros.
Occidente, comienza a librar poco a poco, una batalla por la libertad y los derechos de los individuos, lo veremos en las elecciones en Estados Unidos, lo veremos en las elecciones al Parlamento Europeo; tengo la sensación que por primera vez estas élites y políticos muchos de ellos corrompidos hasta el tuétano, empiezan a sentir el aliento de una parte de la sociedad, que se ha dado cuenta que le quieren “robar” su libertad.