La ocupación de altos cargos por parte de personas afines al PSOE, es una muestra clara del grave deterioro democrático que sufre España.
Prácticamente, no hay organismo público o dependiente del Estado, que no este controlado por algún militante o simpatizante socialista.
Todo ello, se produce no habiendo ganado las elecciones, no teniendo apenas poder territorial en las Autonomías.
Es como si realmente estuviéramos en un sistema dictatorial, porque la oposición, dado que la Mesa del Congreso, casi siempre lo impide, no puede controlar al Gobierno de manera real y práctica.
Por otro lado, el Senado apenas puede hacer nada, porque vemos como el Presidente del Gobierno no asiste a las sesiones de control, en un desprecio olímpico.
Se gobierna con decretos leyes, se ocupan todas las instituciones; en la práctica, nadie puede decir que tenemos una democracia moderna, sino una simulación de democracia en la que sólo tenemos derecho al “pataleo” y no siempre, por que vemos como se ha cortado las manifestaciones de los agricultores o como se realiza un despliegue de autentico escándalo, para proteger la fiesta de los Premios Goya.
En definitiva, casi sin darnos cuenta, paso a paso avanzamos a un totalitarismo de hecho, donde se estigmatiza al que opina distinto o disiente. Cada vez se parece más a Venezuela.