La decadencia y el mal gusto de una supuesta élite gobernante, ha quedado perfectamente reflejada en la desastrosa inauguración de la Olimpiada en Paris.
Salvo la parte final de la ceremonia de inauguración en la que el espectáculo de luz y sonido con música electrónica de hace varias décadas, quizá para demostrar la falta de creatividad de la sociedad actual, que salvo un poco lo que fue todo con perdón , un “bodrio”, lleno de mal gusto y falta de respeto para los millones de personas que los estaban viendo en todo el mundo.
La simulación con drag queen de la última cena en el sitio de Cristo, debiera suponer inmediatamente una rectificación por parte de la organización por no respetar a los millones de cristianos de todo el mundo con tan estúpida representación, que sólo puede ser fruto de la decadencia moral de unos dirigentes políticos desacreditados como los franceses y que debieran de presentar de inmediato su dimisión.
Todo un esperpento, que tuvo el justo premio de la lluvia incesante como castigo a la falta de imaginación y respeto a la fe y vida de millones de personas en todo el mundo.
Pobre Francia, una caricatura de país.