No hay forma de evitar un desastre tan tremendo y devastador, como el sufrido en una parte importante de la Comunidad Valenciana y que ha llegado en alguna estación meteorológica, a los 784 litros de precipitación por metro cuadrado.
Ante de toda una avalancha de agua y lodo, ningún Gobierno puede hacer nada, por mucho que quiera, salvo eso si, haber tenido obras de infraestructura hidráulica adecuadas, que en la Comunidad Valenciana han sido paradas o ralentizadas por las diferentes Confederaciones Hidrográficas.
En España, se ha gastado muy poco dinero en los últimos en obras hidráulicas y mucho en teorizar sobre el clima sin aportar soluciones reales sino demagógicas.
Menos mal que durante el régimen anterior, se abordó una gran obra como la desviación del cauce del Turia, conocido como Plan Sur, realizado hace sesenta años, que ha evitado que la tragedia fuera aún más grave.
Dicho todo ello, lo que si se hubiera podido hacer, es haber evaluado los riesgos existentes, aunque todo, fue tan rápido y tan tremendo, que poco se hubiera podido hacer.
Pero, lo que no se puede tolerar, es que en las primeras cuarenta y ocho horas se negara por parte del Ministerio del Interior el recibir ayuda de Francia, que no se pusieran en marcha todos los medios adecuados, reaccionando como un país moderno y no como un país en el que cada vez funcionan menos cosas.
El sistema autonómico, bien intencionado, no funciona, no tiene medios, la mayoría de las Comunidades Autónomas, están endeudas hasta la “cabeza” y se han convertido en meros gestoras burocráticas sin apenas capacidad de inversión.
Las autonomías , se han convertido en refugio de funcionarios y políticos que en la mayoría de los casos no tienen ni capacidad, ni experiencia en la gestión.
Queramos reconocerlo o no, el sistema no funciona.
Del Gobierno del Estado, no se puede actualmente esperar, nada, dado que bastante tiene con “lidiar” con los supuestos graves casos de corrupción de su entorno.
Su incapacidad política e incompetencia, superar cualquier comparación anterior.
Por todo ello, no es de extrañar que las personas, no crean en sus políticos, porque no les solucionan nada y sólo ven como sólo se dedican a asegurar su futuro particular y a subir impuestos.
El sistema esta roto, por mala gestión y también por culpa de todos nosotros, que no hemos exigido responsabilidades a la peor clase política de los últimos cuarenta años.