La victoria incontestable de Donald Trump, en las elecciones norteamericanas, suponen un antes y un después en el mundo occidental y un reencuentro con el sentido común.
No es que Donald Trump, sea el candidato ejemplar que cualquier persona de bien puede desear, pero si lo son sus propuestas y su trayectoria anterior como Presidente, una trayectoria de búsqueda inteligente de la paz y defensa de los derechos individuales y sobre todo el derecho a la vida.
Trump, con sus propuestas, ha ganado al movimiento “woke” , al globalismo dictatorial de Soros, Bill Gates, y de una parte muy importante de unos medios de comunicación, fuertemente inclinados a políticas absurdas y al belicismo.
Con que se paren los dos importantes conflictos: de Ucrania y de Palestina, sería suficiente para felicitarnos todos los amantes de la paz.
Ha ganado Trump y ello pone en fuera de juego, todas las políticas contrarias a la libertada de los individuos y a la defensa de sus derechos.
Hoy, por el sólo hecho que todo el “wokismo” ha sido derrotado de forma abrumadora, por el hecho de que Sánchez, Maduro, Lula, Úrsula Von der Leyen y otros muchos estén desolados, aunque Trump, no sea perfecto que no lo es, debemos de alegrarnos