La grave crisis política que vivimos en España, es fruto de otras crisis, no menos graves: falta de valores, relativismo, aceptación de la mentira, egoísmo y falta de fe y valores éticos.
No podremos salir de esta “pesadilla” en forma de mentiras y corrupción de todo tipo, sino se recuperan previamente los valores básicos, para que exista una sociedad sana.
La pérdida del sentido del bien y del mal es también, algo transversal, pero que tiene una gravísima repercusión cuando desde el propio poder, se hace gala de un relativismo atroz, en el que sólo importa el poder por el poder, lo demás es secundario.
Cuando la verdad molesta, cuando la honradez no se premia, tenemos como resultado una sociedad enferma y sin capacidad de defenderse de todo tipo de abusos, que desde la clase política se pretenda.
Hay que parar con valentía y con verdad, está deriva de “locura”, antes de que se lleve por delante la propia convivencia entre personas e ideas.
Si no profundizamos en los graves problemas de fondo, que ya empiezan con la baja calidad de la educación, donde no se propaga valores , desde la familia, cada vez más desestructurada y dividida; será poco menos que imposible salir de esta situación tan grave que vivimos en España.
Hay que ir al origen de las cosas y no quedarse en lo que es meramente superficial.