Es incomprensible y todo un insulto al país vecino y a millones de católicos de todo el mundo, el que el Gobierno de España, no enviará una representación al máximo nivel, a la reapertura solemne de la catedral de Notre Dame en París, tras su restauración, después del pavoroso incendio sufrido hace cinco años.
Unos mil quinientos invitados, unos cuarenta jefes de estado y muchos representantes de monarquía europeas y el próximo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, invitado especial de Enmanuel Macrón, estuvieron en tan magno acontecimiento.
Nuestros dirigentes, deben de explicar a la opinión pública, tal desagradable y torpe decisión de no asistir a un acto tan solemne y significativo para Francia, y para todos los países de occidente.
España, con el actual Gobierno, está perdiendo la confianza de su socios por sus relaciones con Venezuela, y otros países comunistas.
Las propias relaciones de Rodríguez Zapatero, no sólo con Venezuela, sino con China, son seguidas con extrañeza y cierta preocupación, por diferentes países de nuestro entorno.
Algunos analistas, se preguntan, si España es realmente un socio de fiar en la actualidad.
En cualquier caso, nuestro desprestigio internacional va en aumento.