Es un ejemplo claro, de la desvergüenza, falta de empatía y corazón, una calificación personal, que les dejo a su gusto.
Me refiero, a la forma de actuar del Gobierno de España en relación con Venezuela.
Unas elecciones ganadas de forma clara y contundente, como se ha demostrado por parte de la oposición liderada por Edmundo González y un Gobierno de España, que busca escusas para no reconocer su victoria y apoyar a la oposición.
Sin embargo, lejos de ello, acaba de enviar un Embajador de la cuerda de Rodríguez Zapatero, sin experiencia diplomática que hace pocos días presentó sus cartas credenciales al sátrapa Nicolás Maduro.
Vemos con Edmundo González, ha sido reconocido como nuevo presidente por el Gobierno de Argentina, donde acaba de ser recibido por una gran multitud, también por Uruguay y parece ser viajará a República Dominicana y Washington, donde también serán recibidos por altos cargos del Gobierno de Biden.
¿Cómo es posible que el Gobierno de España, apoye a una régimen criminal como el de Maduro por acción u omisión?.
Un régimen atroz, que somete en la cárcel de “El Helicoide”, un antiguo centro comercial, a los detenidos políticos de la oposición a todo tipo de torturas, donde les hacen perder la moción del tiempo.
Se somete a torturas físicas y psíquicas. Según múltiples testimonios, los vigilantes cargan sus armas, las desbloquean y la ponen en la cara de alguno de los detenidos, también ponen insecticidas en bolsas de plásticos para asfixiar.
El método más atroz, es el llamado “cucarachero”, en el que a los detenidos se les cierra en un cuarto lleno de cucarachas, amarrados de pies y manos y las cucarachas se pasean por el cuerpo del detenido.
El Gobierno de España, por acción u omisión, mira hacia otro lado y habría que pedir cuentas de los motivos de esta forma de proceder y llevar ante la justicia si fuera necesario a los dirigentes que nos hablan todo el día de la extrema derecha imaginaria, cuando el terror ya sabemos donde se encuentra.
Da realmente asco, tanta degradación moral y ética.