Las fallidas y ridículas manifestaciones del pasado domingo de UGT y CCOO, fueron rechazadas por incompresibles, por sus propias bases.
Los afiliados de base, casi todos lejos de partidismos, tomaron la sabia decisión de dejar prácticamente sola a las direcciones de unos sindicatos, que han perdido el sentido común y que en los últimos años de manera obscena son meros apéndices del Gobierno.
Los dirigentes de UGT Y CCOO, viven alejados de sus bases, unas bases, que quieren una defensa de los intereses de los trabajadores y no que sean instrumentos políticos obsoletos.
El sindicalismo es necesario, posiblemente, más necesario que nunca, pero tiene que ser un sindicalismo libre de intereses políticos ajenos y distantes a la realidad social.
Las organizaciones empresariales y los sindicatos, deben de dejar de vivir de la subvención estatal y su dependencia debiera de ser exclusiva de las cuotas de sus afiliados.
El sistema de relaciones laborales en España, necesita un “reseteo”, que permita que la representación de las organizaciones empresariales y sindicales sea una foto de la realidad y no una exageración como ocurre en la actualidad.
Ni los sindicatos mayoritarios ni CEOE, representan lo que dicen representar, casi todo es ficticio.