Hay que tener muy poca vergüenza, muy poco escrúpulo, para rendir un homenaje a un sátrapa, a un cruel dictador con miles de muertos a sus espaldas, como Ho Chi Minh.
Pedro Sánchez, con reverencia incluida y corona de flores que pagamos supongo todos los españoles, hizo en Vietnam, un homenaje a este personaje que fue arquitecto de un régimen de miseria, pobreza y muerte. Un régimen, que confiscó tierras y persiguió todo disidente.
Sánchez, el mismo presidente que nos quiere dividir con sus leyes de Memoria, el mismo, que quiere hacerse pasar como gran demócrata, demuestra una vez más, con su forma de actuar que es un personaje radical, contrario a la libertad de las personas.
Nos queda aún por ver, después de su escala en Vietnam, su visita a China, el país con más penas de muertes del mundo, un país, donde al vida humana, no vale nada, y donde existen campos ocultos de reeducación para la minoría Uigur y donde desaparecen personas sin saber donde se encuentran por ser contrarias al régimen.
El señor Sánchez y el señor Zapatero, están llegando muy lejos en su actuación y la sociedad española, debe de ser consciente del peligro que tiene para nuestras libertades y derechos, una relación con China como la que pretenden estos dos personajes.
Mientras, en España, nos hablan del miedo a la ultraderecha y mil milongas más, que tenemos que soportar, sin que nadie levante mínimamente la voz de alarma.