Cuando el señor Sánchez deje el Gobierno de España, antes o después, el nuevo Gobierno que le sustituya tendrá por delante, una tarea posiblemente nunca antes conocida en nuestra joven democracia: reconstruir el sistema democrático, reconstruir la división creada por el señor Sánchez y sus gobiernos y abordar una serie de asuntos de vital importancia para que España pueda seguir siendo una democracia en el futuro, y por otro lado poder abordar el futuro económico con solvencia.
Suprimir leyes, tales, como la llamada de Memoria Histórica, la de Cambió Climático, que impide la exploración de recursos mineros, promulgar leyes que garanticen la independencia de la Fiscalía y la elección del Consejo General del Poder Judicial por los propios Jueces, controlar el gasto público, suprimiendo el gasto improductivo en subvenciones a «chiringuitos» y a al algunas llamadas ONGS, suprimir el CIS o dejarlo como una consultora de aspectos de la vida real de forma independiente a los intereses de los partidos políticos, abordar de manera inmediata en los primeros días del nuevo mandato, el problema de la ocupación ilegal de viviendas en toda su dimensión.
Garantizar una financiación autonómica justa y acorde a la realidad y no a los intereses de los partidos nacionalistas.
En definitiva, seguro que me dejo muchos más temas, porque el destrozo legislativo ha sido monumental; en realidad, hay que dar vuelta a las leyes de España, como a un calcetín.
La pregunta ahora, es si hay valor, voluntad y patriotismo para hacerlo por parte de la actual oposición
No llevarlo a efecto, sería una gravísima irresponsabilidad, de consecuencias muy serias para la la libertad y el bienestar de los españoles.