El «forofismo» político, se abre paso en la vida social de España.
El «forofismo», se convierte es una especie de catalizador de adhesiones irracionales hacía una siglas, sin capacidad de crítica alguna, ni por supuesto discernimiento racional alguno.
A través de este sentimiento irracional, se deja de reconocer las opiniones diferentes, aunque sean claras y bien razonadas.
«Han hecho esto o lo otro, pero son los míos», este tipo de frases o la muletilla de «todos son iguales», » «y los otros también lo han hecho»; impiden cualquier debate racional y cualquier diálogo civilizado.
Se establece así, un muro divisorio, en el que la verdad no importa y lo que importa, es imponer los sentimientos más primarios de cada uno.
De está manera, se establece una muralla ideológica, que divide de forma clara a la sociedad, impide su avance y su sana relación humana, perdiendo todo tipo de desarrollo intelectual de la persona, por llevar todo a un relativismo egoísta y absurdo.
Esto sucede actualmente en España, por todos los lados, pero sobre todo, por parte de cierta izquierda, que en España y en el mundo se está quedando sin argumentos y recurre al sentimentalismo, negándose totalmente a reconocer errores y tratando de impedir cualquier crítica por fundada que esta sea.
Este proceso siempre ha existido, pero estaba más relacionado con los militantes de fuerzas políticas; ahora sin embargo, este proceso lamentablemente para la convivencia y la búsqueda del bien común, se ha extendido con la ayuda de muchos medios de comunicación, a una parte de la sociedad, haciendo poco menos que imposible la unidad social ante temas fundamentales para nuestro desarrollo con nación.
Todo un desastre social.