La ilusión generada en Europa en su día, por la creación de un espacio de libertad y de libre transito de personas y mercancías, como la UE, se está diluyendo de forma precipitada en la mayoría de las naciones, debido al feroz intervencionismo de los dirigentes, la falta de democracia interna y por la total incomprensión de decisiones que coartan la libertad y el propio bienestar de los ciudadanos del viejo continente.
Decisiones relativas al estrangulamiento burocrático, a través de normas y directivas climáticas del sector agrícola que esta llevando a miles y miles de ganaderos y agricultores a tener que dejar su profesión o como mínimo vivir en una situación permanente de inseguridad jurídica; o las decisiones sobre el sector del automóvil y el motor de combustión, que ha generado cierre de fábricas, pérdida de puestos de trabajo y un incertidumbre nunca conocida en el sector, de manera absurda y obedeciendo a decisiones climáticas incomprensibles.
Por otro lado, la legislación sobre asuntos propios de los estados, tratando de favorecer el aborto como si fuera un derecho, o el propio matrimonio homosexual, son una muestra más de que se está usurpando el derecho de los ciudadanos a defender sus propios criterios con libertad y se está aprovechando una institución como es la UE, para proyectos que favorecen a élites desconocidas e incontroladas.
Otro tanto se puede decir, del fuerte endeudamiento al que se esta sometiendo a la propia UE, que puede llevarnos a una crisis de consecuencias impredecibles.
La UE, corre así el riesgo de desaparecer, debido a la desastrosa actuación de unas élites políticas que obedecen a intereses lejanos, olvidándose de su deber de proteger y mirar por el bienestar de los ciudadanos europeos.
