Las recientes elecciones al Parlamento de Extremadura, han sido en la práctica, un viaje a ninguna parte, sólo han servido para demostrar que el Psoe estás en caída libre, merced a la gestión del Presidente del Gobierno; Pedro Sánchez, que ya supone un lastre, demasiado pesado para el socialismo.
De estas elecciones, sólo se pueden sacar dos conclusiones: Que el Psoe parece haber iniciado un ciclo electoral muy negativo y muy difícil de enmendar, por sus falta de credibilidad e ideas y casos de corrupción y que la señora Guardiola, ganadora de las elecciones, se equivocó, una vez más convocándolas, por su incapacidad de negociación con Vox, la fuerza realmente beneficiada de estos comicios, que más que ha duplicado sus resultados electorales ampliamente.
Los dirigentes del PP, deben de entender que es absurdo no reconocer que Vox ocupa ahora por méritos propios, un espacio electoral claro, un espacio por cierto, que en otros tiempos el PP supo atender y que por torpeza histórica se abandonó de forma lamentable durante la legislatura de Mariano Rajoy.
Los señores del PP, me refiero a la dirección nacional, no están sabiendo defender los intereses de las clases medias de este país y de seguir empecinados en continuar los mandatos de Bruselas, les puede llevar a tener en un futuro, serios disgustos electorales.
Dentro de las bases del partido, cada vez hay más voces que no entienden las decisiones de algunos dirigentes como es el caso de María Guardiola, o incluso falta de tacto en la dirección nacional en sus relaciones con Vox.
Para colmo de males, su apoyo en Bruselas a las políticas de la Comisión, presidida por Úrsula Von Der Leyen, supone una continua merma de credibilidad ante sectores, habitualmente votantes del PP y que ahora, observan en Vox una mayor claridad en sus planteamientos.
No reconocer los errores y no cambiar el rumbo, no llevará a los Populares a mayores cotas de aceptación, sino que pueden entrar en un proceso muy preocupante, similar a otros de su misma familia en Europa.
Sin duda, aún están a tiempo de rectificar y seguir siendo, el gran partido de la derecha de este país, pero para ello hay que quitarse los complejos y representar a su electorado; en realidad, no es pedir tanto, a no ser que el yugo de Bruselas sea demasiado fuerte para desatarlo.
