El Gobierno parece que esta dispuesto a todo, con tal de seguir en el poder, y continua con cesiones de suma gravedad como suspender el castellano como lengua vehicular en la educación, a través de una enmienda en la llamada Ley Celaá.
Es de suma gravedad, esta decisión, que es un paso más en la descomposición del Estado.
La lengua, que hablan más de setecientos millones de personas en el mundo, es utilizada como moneda de cambio entre el Gobierno y los independentistas.
A través de la lengua común se une y se cohesiona a los pueblos, cuestión que en España, se esta destruyendo por parte del nacionalismo, tratando de romper vínculos para que pasado un tiempo, se pueda producir la ruptura total de la nación.
La irresponsabilidad del Gobierno de Sánchez, está llegando a unos niveles muy preocupantes y por ello se hace necesario que se en caso de que se materialice la modificación, la misma sea llevada ante el Tribunal Constitucional.
La ley Celaá, es un intento de abaratar el nivel educativo hasta límites muy peligrosos, porque sin un conocimiento educativo adecuado, será imposible el desarrollo y la investigación científica, ya que cada vez el nivel del alumnado será más bajo.
Da la sensación que se quiere una sociedad dependiente y de bajos conocimientos, para así dominarla mejor.