UNA NUEVA “MATRACA”

Tratar de culpar exclusivamente a los seres humanos del cambio climático, es una de las clásicas mentiras que a base de repetirlas millones de veces acaba siendo aceptada, pero la verdad es que el clima de la tierra, cambia desde la propia creación, lo que no debe de significar que no debamos de ser cuidadosos y preocupados del medio ambiente.

Desde hace 400.000 años el clima ha venido cambiando, pero no precisamente por la acción humana.

Es verdad, que al actividad económica, en los últimos tres siglos ha supuesto un aumento de la producción de dióxido de carbono y el aumento de la población mundial un aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

El prestigioso físico Pascual Richet, del Instituto de Physique du Globe de Paris desde hace más de 35 años, profesor visitante de Stanford y en el Tokyo Institute Technology, autor de numerosos libros y trabajos, algunos de ellos galardonados internacionalmente, ha señalado en un magnifico trabajo publicado por Expansión este años, que dado los esfuerzos mundiales que se quieren comprometer, y que pueden suponer graves retrocesos en la humanidad, conviene asegurarse que los actuales modelos climáticos por ordenador, en los que se confía hoy mayoritariamente, adolecen de muchas limitaciones. La principal, es que abarcan periodos de tiempo muy cortos, para poder darse cuenta de los grandes ciclos de glaciación-deglaciación, los cambios climáticos más tangibles que se producen a lo largo de decenas de miles de años, según el científico: la situación es análoga a la que se daría si tomáramos una pequeña ola como base de una teoría de la mareas, sin tener en cuenta ciclos enteros de subidas y bajadas de diferentes magnitud.

Por otro lado, señala que los modelos climáticos también han relegado a un segundo plano registros muchos más reveladores. Los más valiosos los ofrecen, las capas de hielo polares, donde las herramientas analíticas modernas pueden descifrar los mensajes climáticos de la historia del planeta que han conservado a medida que la nieve se compactaba en el hielo, atrapando diminutas burbujas de aire así es posible medir el CO2 y el metano de estas burbujas en función de la profundidad del hielo en los núcleos extraídos y por lo tanto su antigüedad.

Las muestras de hielo extraídas de la base antártica de Vostok constituyen una ineludible referencia en los científicos que estudian la historia del clima terrestre, porque abarca los cuatro ciclos sucesivos de glaciación-deglaciación de los últimos 423.000 años.

En conclusión, según recoge el articulo de este científico de primer nivel, los núcleos de hielo de Vostok revelan la existencia de breves episodios de calentamiento, muy numerosos a los que curiosamente no se presta atención y cuya causa puede atribuirse a otros factores, tales como la actividad del sol.

Hay muchos científicos libres de intereses que avalan esta tesis, llena de lógica y sentido común, pero estamos de nuevo ante intereses de todo tipo, que quieren someter todos los procesos y formas de vida a su interés económico, lo que por otro lado no quiere decir que como seres humanos no debemos cuidar del planeta, pero otras cosa muy distinta es someterse a intereses extraños y discutidos científicamente

Ahora, nos toca aguantar la “matraca” del cambio climático, “por tierra, mar y aire”.