Estamos sufriendo en una parte importante del mundo occidental, el mayor ataque a las libertades conocido desde la Segunda Guerra Mundial.
El pretexto del COVID-19, ha generado una pérdida generalizada del sentido común y ha servido para lanzar una especie de “ola” de medidas dictatoriales de consecuencias muy peligrosas para el futuro del ser humano y sus libertades como persona.
Da pena y asco al mismo tiempo, escuchar a comunicadores que creíamos con prestigio, no decir ni un a sola palabra a favor de la defensa de la ley y de la Constitución, es más, parecen agentes de los confinamientos fracasados y que están teniendo trágicas consecuencia de carácter psíquico y dramáticas desde el punto de vistas económico y social.
Esta misma semana, paseaba un buen amigo por las calles de Nueva York y quedó seriamente impresionado por el número de personas que hablaban solas, como “zombis” y el número impresionante de “homeless”, es decir personas sin casa que viven en la calle.
Todo ello, no quieren analizarlo y es fruto de mayor agresión a la humanidad, tomada por error o por otros motivos, sobre los confinamientos, prohibiciones y el parón de la economía meses y meses en medio mundo.
Mientras, estos personajes públicos de medio mundo, en vez de buscar la verdad, se han ocupado de esconder cualquier vestigio de oposición a un plan que cada vez parece más malévolo y cuyas consecuencias finales todavía no conocemos en su totalidad.
Cuando se ocultan manifestaciones, de lo que ocurre ahora en Europa, uno se puede dar cuenta que hay algo que no “cuadra”, que se quiere ocultar y que acabará sabiéndose .
Se han producido prácticas casi de consecuencias criminales, cuando no se dice toda la verdad, cuando se oculta la disidencia y cuanto en algunos casos casi se pide el “apartheid” o la muerte civil de científicos y personas individuales, por el mero hecho de hacerse preguntas y no coincidir con el relato oficial.
Como no hay verdad, no somos libres y cada vez más personas, se están dando cuenta de que el relato de los grandes comunicadores tiene, más agujeros que un queso gruyere.
La búsqueda del bien, está unida a la búsqueda de la verdad y patrocinar la mentira o la privación de información básica es patrocinar el mal y eso debiera tener consecuencias.
Actúan de forma casi criminal, aquellas personas que ocultan las muertes súbitas que están aumentando de manera muy importante en personas sanas, incluso deportistas, debieran pedirse investigaciones y buscar las causas, ¿o todo es fruto de la casualidad ?
¿Por qué ocultan la información?. Revisen su conciencia. No debiera tratarse de tener razón o no, sino de buscar la verdad.