Las democracias europeas más importantes, están muy cerca del colapso, merced a la gestión de unos dirigentes incompetentes y alejados de la realidad.
Podemos comenzar, por el Reino Unido. donde el Primer Ministro, Boris Johnson, debiera haber dimitido hace meses y se encuentra sitiado políticamente, incluso por parte de los suyos, por su nefasta gestión de la pandemia, sus fiestas, mientras tenia a los ciudadanos confinados y su mal hacer, tanto en política exterior como interna.
La crisis generada por este señor, esta causando también una crisis de credibilidad en el propio sistema democrático del Reino Unido.
Otro tanto sucede en Francia, con el Presidente de la República, sin mayoría en la Asamblea Nacional, cuestionado a derecha e izquierda y con graves problemas en el país tanto de índole económico, como de convivencia, donde el debate sobre el control de inmigración y la seguridad sigue abierto.
El orden púbico en muchas zonas del país, esta en serio peligro, por la falta de integración de las segundas generaciones de inmigrantes.
Para colmo de males, la gestión de Macrón de la pandemia de COVID, además de ser un fracaso rotundo, ha tenido serias vulneraciones en materia de derechos y libertades de forma incomprensible. En definitiva, como se ha visto en la recientes elecciones a la Asamblea Nacional, una parte muy significativa de la población, ha perdido toda confianza en los políticos, como demuestra la alta abstención de casi un cincuenta y cuatro por ciento en las últimas elecciones a la Asamblea Nacional.
De España, podemos decir tres cuartos de lo mismo, tenemos un Presidente del Gobierno en manos de los independentistas, que toma decisiones de ingeniería social, muy alejadas de las autenticas necesidades y que elección tras elección ve como sus apoyos en los ciudadanos siguen cayendo, hasta límites desconocidos, como ha ocurrido recientemente en Andalucía.
Por otro lado, después de someter al país a un fuerte endeudamiento público, la crisis de deuda, puede ser todo un “caballo de Troya” .
A estas crisis particulares, habría que añadir la mala gestión de la Comisión Europea, con sus políticas alejadas de la realidad, su entrega a los intereses del “globalismo” y la fuerte tentación que parece mostrar últimamente, en coartar libertades, nunca puestas en duda, todo ello unido, a la gestión mala en la guerra de Ucrania, al no mostrar capacidad alguna para marcar un perfil propio, que preserve los intereses europeos.
En definitiva, tenemos ingredientes suficientes, para un colapso político a medio plazo, en Europa, no querer verlo es engañarse.