El descrédito de la Comisión Europea y del resto de las instituciones comunitarias, es un hecho. por mérito propios de los dirigentes de dichas instituciones.
La UE como recientemente señalábamos, está pasando de ser la solución, a ser un problema.
Se entromete continuamente en asuntos que no son de su incumbencia, siguiendo instrucciones de agendas globalistas y otros intereses y lo que es peor coartando libertades, algo absolutamente intolerable.
Se pudo comprobar cuando se estableció el bochornoso pasaporte COVID, que fue prolongado, casi de forma clandestina hasta el inicio del próximo verano, sin necesidad ni explicación alguna, en un intento de tener sometida a la población.
Ahora, cuando se acaba el “rollo” de los pasaportes de momento, salen con el ahorro energético, sobre todo de gas, casi amenazando de una grave crisis, que ellos mismo por su incompetencia o por otros intereses han creado.
Normas, no consultadas con los ciudadanos, ni con lo países, normas, impuestas con perdón por una supuesta élite de “vividores” de la política, con grandes salarios y privilegios.
Estos señores, no piden perdón por sus errores, ni dan explicaciones del porqué la UE se dedica a pagar armas para Ucrania, si no es su cometido, no dan explicaciones, no piden perdón y están arruinando a nuestra sociedad y pervirtiendo nuestras libertades.
Claro, que el proyecto europeo, era ilusionante, pero los proyectos para que se cumplan necesitan de personas con conocimientos y bien intencionadas en la defensa del bien común y de las libertades de sus representados y no estar sujetas a intereses lejanos, que nos están dividiendo y arruinando.
El proyecto europeo, tendrá continuidad, si significa progreso, libertad y coherencia, de lo contrario, se disolverá antes que tarde y sería muy triste, pero también muy lógico ante tanto desastre de gestión.