En España, a pesar del tiempo transcurrido desde el inicio del sistema democrático, un número muy importante de ciudadanos, a derecha e izquierda, son votantes de siglas y no de ideas.
Es decir, al igual que uno puede ser seguidor del Real Madrid, del Barcelona, del Atlético de Madrid o de cualquier otro equipo, muchos votantes son seguidores de siglas y votan lo que sea por seguir dichas siglas.
Las personas con madurez, deben de ser votantes de ideas, o mejor dicho de las ideas más cercanas al pensamiento particular.
Por otro lado, el vaciamiento de ideas por parte de algunos partidos, realizando como gran oferta: el que son buenos gestores, es un fiasco total para sus votantes.
Por lo tanto, los partidos políticos, unos más que otros, se quedan como meros grupos de presión y en vez de recoger los anhelos de sus electores, se convierten en dueños de su destino y si los electores les dan la espalda, es que se han equivocado los electores, las direcciones nunca se equivocan.
Las cúpulas de los partidos políticos, no defienden en general a sus electores, ni a los ciudadanos , se defienden a si mismo y a sus c argos y prebendas, llegando a dichos cargos personas sin ideología alguna, e incluso en muchos cargos con ideología contraria; lo que es una “estafa” a sus militantes.
Una sociedad sin valores, ni verdad, es una sociedad en quiebra.