Miedo, mucho miedo, “máquinas” de miedo; en eso se han convertido demasiados medios de comunicación, sobre todo televisiones en sus noticiarios.
Miedo a la gripe, miedo que nieve, miedo a que haga calor; en realidad miedo al miedo, para deprimir sobre todo a nuestros mayores y quitarles sus ilusiones de seguir viviendo en libertad, como hasta hace no tanto habían hecho.
El miedo, es negativo para el sistema inmunológico, pero también y quizá sobre todo para nuestras mentes.
El miedo, es un instrumento que utilizado, involuntariamente o no, somete a las sociedades y las hace inmóviles, pasivas.
Un miedo “macabro” que genera tristeza y desesperanza en los seres humanos y que durante los innecesarios confinamientos del COVID, han creado un panorama desolador sobre todo en nuestro mayores.
Todo este proceso de los “miedo”, ha sido introducido por poderes extraños a través de sus terminales mediáticas y una gran parte de la sociedad, las ha acabado por desinformación, dando carta de naturaleza.
Los poderes de este mundo, que no están en la política, están en el negocio y en el control social y económico, tienen a los dirigentes políticos de las altas esferas, como meras “marionetas”, que al final ejecutan planes absurdos.
El miedo, es también el gran aliado de una parte de la clase política, que lo utiliza porque no quiere la libertad, y mucho menos el que nadie responda a sus abusos y decisiones “descabelladas”.
Mentira y miedo, son dos elementos fundamentales de la sociedad actual y dos elementos que han hecho de esta sociedad, una sociedad muy vulnerable y sin capacidad de pensar y razonar; en definitiva buscar a través del pensamiento crítico la verdad.
“No tengais miedo”, como decía San Juan Pablo II, con ojos atentos y descubriréis a Dios y a través de Dios, descubriréis la verdad.
Revelarse contra miedo comienza a ser una misión fundamental, para preservar la salud y la vida de la propia sociedad.