Es digno de una análisis, ético, moral, y por supuesto político, el silencio del Gobierno de España respecto a la situación que se vive en Venezuela.
Unas elecciones fraudulentas, en las que la oposición, ha ganado por unos veinte puntos de diferencia, a pesar de las dificultades que tuvo que superar, persecución de las personas que han hecho frente a tal “robo”, la persecución de manifestantes indefensos, a los que se les ha dado en algunas casos grandes “palizas” por parte de grupos paramilitares o de la policía, la muerte de al menos quince personas por disparos, la vulneración de los derechos más básicos de los ciudadanos, las amenazas continuas y muchas cosas más; parecen ser insuficientes al Gobierno de Pedro Sánchez, para mostrar el más mínimo apoyo, la más mínima lastima por tanto sufrimiento a la oposición; un Gobierno español que hace pocos meses pedía en la UE que se levantarán las sanciones a Venezuela, cosa que no consiguió y que deja en fotografía la catadura moral y ética de unos dirigentes, que no condenan los desmanes de un dictadura con mucho dolor y muerte a sus “espaldas”.
Algún día, espero más pronto que tarde, la historia, y los españoles de bien, pediremos cuentas de tantos silencios cómplices y de los motivos de un comportamiento tan incomprensible y repugnante, ante el sufrimiento de seres humanos y su libertad.